[—Este lugar.— dijo Mack viendo un gran lobby lleno de personas regocijándose en el lujo que ofrecía aquel lugar.— Tantos recuerdos.— y soltó una pequeña lagrima nostálgica.
—Sí mamá, bienvenida al Hotel California.— dijo Ian sosteniendo la mano de su recién esposa, Katherine; quien aunque admitía tener un poco de miedo por Mack, intentaba convivir con ella.
Vaya, hacía mucho que no pisaba el hotel. Desde que su padre estaba con vida. Cuando era solo una niña, recorría siempre los pasillos y convivía con los agradables huéspedes. Era un lugar que, a pesar de hallarse en medio de la nada, había ganado prestigio por sus buenos shows y uno de los primeros casinos en el estado. Además de la manera tan cálida del trato de sus trabajadores y una piscina familiar para darle tregua al calor que se vivía en ese desierto.
¿Quién no querría hospedarse en el afamado Hotel California?
Pero habían pasado ya casi 37 años de la muerte de su padre, y desde eso el hotel había perdido su renombre, aún así podían verse viajeros con dinero que seguramente se dirigían a Nevada, hacia Las Vegas, por lo cual gastaban su dinero en los lujos de ahí.
—Señora Denver ¿Gusta probar una de nuestras deliciosas hamburguesas de bienvenida?— ofreció con alegría uno de los trabajadores. Mack volteó a ver con inseguridad a su hijo, quién asintió con la cabeza dándole permiso de comer aquel bocadillo. La mujer no pensó dos veces más y la comió.
No sabía a carne humana. Era carne simple.
"Es lo único que le falta a este lugar para ser perfecto"
Miró a su hijo. Entendió entonces para que era ese lugar, ese sería un sitio destinado a convertirse en su utopía, un paraíso para ella, el regalo que los Winslow le dejaron; pero sería egoísta no compartirlo. Ella debía mostrárselo a todas las "bestias" que eran como ella. Pero para eso, tenía que quitarle las escrituras al último ser que amaba con vida aún, su hijo Ian]
Alya siempre fue una amiga que cualquiera desearía. Esas que no te juzgan, que te impulsan cuando estas desanimado, que siempre te saca sonrisas, que puedes confiarle todos tus secretos. Sin duda, la personalidad extrovertida de Alya era el atractivo de todos los que le rodeaban; ese espíritu chispeante podía sacar lo mejor de todos.
Pero como he dicho "Era", tiempo pasado de ser. Y ella ya fue, ahora es pasado.
Su alma ahora ronda junto con su amado en el sótano del hotel, que sorprendentemente había quedado a salvo del incendió. Ahí, se sepultarían todos los secretos que se habían escrito en sangre en las paredes del hotel.
Al final, las cenizas se dispersarían por el viento; las ruinas se quedarían como una triste pintura sin espectadores y la historia de los huéspedes no se volvería más que una leyenda.
Que desgracia que no pueda cortar por completo la vida de todos aquellos que murieron en el hotel, quizás así, ellos podrían irse a recorrer el mundo sin sufrimiento, solo existiendo en una eterna felicidad. Pero se quedaron atados al hotel, y por más que he intentado, ellos permanecerán ahí; viendo cómo sus cuerpos son consumidos por los gusanos, a lado de las almas de aquellos que los pretendían comer.
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En la lejanía //Adrinette//
Fanfiction"Sean bienvenidos mis queridos huéspedes, al mejor hotel de la Carretera 76. Disfruten de la intimidad que se resguarda en las habitaciones, pues de ahí ningún ruido escapara. No te podrás perder del Gourmet nocturno, ni mucho menos el entretenimien...