6-señorita independiente

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SEÑORITA INDEPENDIENTE.

Los días se me estaban haciendo eternos, por las mañanas debía hacer gimnasia y por la tarde debía actuar como una muñequita a la cual probaban una infinidad de prendas para poder decidir cuál conjunto me quedaría mejor para el desfile donde debía  modelar la próxima semana.

Me había probado quince tipos de conjuntos de ropa interior compuestos por un corpiño y una tanga que en algunos casos tenían ligueros, con todos los conjuntos Caleb debía fotografiarme así que me sacaba al menos unas quince fotos con cada conjunto y luego debía cambiarme para posar otro.

Lo mismo había sucedido con las polleras cortas y las remeras nuevas de la colección con cada prenda que me ponía debían peinarme y maquillarme diferente para luego hacer la sesión de fotos y luego nuevamente la misma historia, volverse a cambiar para volver a posar.

Amaba mi trabajo, me fascinaba ser modelo, desfilar por una pasarela y ver como las cámaras me amaban, sabía lo que provocaba en mi público, en su mayoría los hombres solían verme de forma morbosa, pues casi a ninguno le pasaba desapercibido mi magnifico cuerpo, siempre solían mirarme con pasión y deseo reflejados en su rostro, por otro lado las mujeres solía mirarme con envidia, otras con asombro y pues a otras les pasaba desapercibida.

Amaba desfilar pero no me gustaba mucho ser la muñequita de todos, no me agradaba que al menos cincuenta personas estén encima de mi maquillándome, peinándome y vistiéndome a su antojo, ¿pero que más podía hacer? Este era mi trabajo.

-¿estas cansada bonita? – pregunto Caleb cuando estábamos saliendo de la agencia Models Show.

-sí, estoy agotada, no es fácil ser la muñequita de nadie.

-hey... solo eres mi muñequita – dijo abrasándome y sonriendo.

Sonreí ante su comentario mientras nos dirigíamos al sub suelo de la empresa, más precisamente al estacionamiento, me pare al lado de la puertas de mi hermosa Audi convertible rojo dispuesta a abrir la puerta.

Caleb estaba parado a mi lado, cosa que me extraño, sería yo quien conduciría por lo que él debía ir del lado del copiloto.

-yo conduciré – aseguré mirándolo.

-lo sé - dijo mirándome.

-¿entonces qué sucede? - su actitud era extraña.

-yo... quiero hacer algo... pero no me pidas explicaciones, no ahora ¿sí? – pregunto susurrando.

Asentí y espere, colocó una mano sobre mi mejilla izquierda mientras que con la otra acomodaba un mechón de mi cabello tras mi oreja derecha, observó algo a mis espaldas, intenté voltearme para observar lo que él veía pero me lo impidió plantando sus labios sobre los míos.

Abrí los ojos sorprendida al sentir sus cálidos labios sobre los míos, cuando sentí que empezó a moverse decidí responderle el beso, ambos comenzamos a besarnos lentamente masajeando nuestros labios hasta que le permití entrar en mi boca y profundizar más aun el beso masajeando nuestras lenguas en una sola danza.

Cuando ambos nos separamos sentí mis mejillas ruborizarse un poco mientras recuperaba el aliento perdido.

-¿Qué...?

-shh... no digas nada bonita, no ahora – susurró.

-está bien.

Volvió a observar algo a mis espaldas, intenté voltearme pero volvió a impedírmelo pero esta vez no lo dejé, me di media vuelta y observé lo que a mis espaldas había, pero allí no había nada fuera de lugar.

me esperarasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora