me esperaras

20-Nueva Familia

NUEVA FAMILIA

Me iba a casar, aunque aún no había recibido una propuesta de matrimonio y obviamente no estaba enterada con anterioridad de que en unos meses Nicolás contraería nupcias conmigo pero saberlo me había dejado anonadada, sabía que Nicolás me quería, me lo había demostrado y mi sueño desde niña siempre había sigo casarme con él y formar una familia, tener hijos y vivir feliz junto al hombre que amaba.

Recordé la entrevista y en ese momento mi sueño de formar una familia con Nicolás había sido literalmente arrojado a la basura por él mismo, quien había dejado demasiado claro que jamás quería tener hijos, aquello aún dolía como los mil demonios, yo añoraba ver mi vientre crecer y saber que dentro de mi llevaba un pedacito de Nicolás pero él no deseaba eso y yo lo amaba demasiado como para dejarlo y buscar a otro hombre dispuesto a casarse y tener hijos aunque siendo sincera hoy en día ningún hombre quería eso.

Tenía en claro que Nicolás no quería ser padre y embarazarme no era una opción pero con su sorpresa me había dejado literalmente sin palabras, muda, sin respuesta a lo que acaba de hacer, el no quería ser padre pero si quería casarse con migo, unir nuestras vidas con aquel imborrable lazo llamado matrimonio.

Ser la esposa de Nicolás...

Esa frase resonó en lo más profundo de mi ser.

Había añorado tanto ese día en que me pidiera ser su esposa, su mujer, la dueña de su vida, había imaginado miles de escenarios románticos y un millón de formas en que diría aquellas palabras mágicas, aquellas frases que me hicieran temblar de pies a cabeza, que hicieran que mi corazón dé un brinco de felicidad, pero nada de eso era comparado a este momento, quizás no hubo romanticismo ni una declaración de amor oficial pero ver qué había solicitado las amonestaciones correspondientes para nuestro futuro enlace y que yo me enterase justo en este momento era una declaración de amor para mi, porque lo había hecho con un motivo... Hacerme feliz.

Y podía decirse que en este momento era la mujer más feliz del mundo, Nicolás quería casarse con migo y que mejor manera de demostrármelo que presentando esos papeles para tener la tutela transitoria de Brunella, quizás el no se había dado cuenta o quizás sí, pero con ese simple acto me había demostrado que quería casarse con migo y que junto a Brunella formáramos aquella familia feliz que siempre había imaginado, la pequeña no sería mi hija biológica pero la querría como tal y Nicolás con ese gesto había demostrado que estaba dispuesto a ser el padre que la niña necesitaba.

Estaba muy feliz, Brunella viviría con migo o más bien con nosotros, el comisario nos había dejado en claro a Nicolás y a mí que la niña debería vivir con nosotros en una casa como una verdadera familia, y había sido demasiado claro al decir que debíamos vivir bajo el mismo techo para que la niña comience a adaptarse a la nueva vida que llevaría cuando Nick y yo estemos oficialmente casados, también nos había advertido que una asistente social visitaría semanalmente nuestra casa para ver cómo se encontraba la niña y que ella debería acudir a una terapia psicológica para tratar el trauma que debería haberle generado la convivencia con su tía, y que si por algún motivo la niña no se sentía cómoda, era infeliz, o no se adaptaba a su nueva vida la tutela transitoria sería revocada, ella sería puesta a disposición del departamento de menores en situación de calle y que si por algún motivo Brunella llegaba a sufrir algún tipo de agresión por parte de nosotros lo mínimo que nos esperaba era la cárcel.

Aquellas advertencias me parecieron lo más sensato, aquello demostraba que la justicia se preocupaba por los menores y yo estaba más que dispuesta a hacer hasta lo imposible para que la niña se sienta muy feliz a nuestro lado.

Con la promesa de llevar a Brunella al pediatra para que controle su salud y de que cumpliría cada una de las exigencias logramos salir de la comisaría con la pequeña como nueva integrante de esta familia que a partir de hoy se había formado.