18 - Brunella

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BRUNELLA


El viento golpeaba salvajemente mi rostro pero no me importaba, lo único que deseaba era sentir la velocidad y la adrenalina que corría por mis venas, mi pulso acelerado y las infinitas ganas de estar sola hacían que de alguna forma extraña logre calmar estás ansias que tenía.

Luego de la entrevista me había sentido realmente mal, muy decaída, triste para ser exactos, sabia que Nicolas me quería y me lo había demostrado pero sus palabras aun causaban estragos en mi interior, sabia que él estaba en lo correcto, mi carrera estaba en todo su esplendor y un hijo iba a impedir que cumpliera varios contratos que ya tenia firmados además de que no estábamos preparados con ser padres pero aun así yo lo ansiaba. 

Luego de manejar sin rumbo por mucho tiempo decidí pararme en una plaza a descansar, mis nervios estaban a flor de piel y mis músculos estaban sufriendo las consecuencias, pues sentía que comenzaba a contracturarse mi cuello y necesitaba parar, no quería sufrir un accidente al no estar muy consiente del trafico.

Decidí sentarme en una banca, allí observé a los niños jugando en el trampolín y los columpios, y sus madres observándolos desde una distancia prudente, bien, aquello no ayudaba en nada a calmarme, ver esas escenas de amor maternal solo lograban que me hundiese aun mas en mi miseria. 

Luego de varios minutos una pequeña niña de ojos azules y cabello rubio se acercó a la banca donde me encontraba y se sentó casi enfurecida.

Era preciosa, tenía unos hermosos rasgos y su mirada era realmente penetrante, hizo morritos con su boca y bufo enojada mirando a la distancia a un niño mas grande que ella el cual se encontraba empecinado en romper algo que tenia entre manos.

Observé su cara de mal humor y dude en hablarle o no, al final tome valor y decidí hacerlo.

-¿estas bien pequeña? - pregunte observando su reacción.

Ella me miró, recorrió mi cuerpo de pies a cabeza y sus ojos azules se abrieron de par en par, luego me miro dubitativa y apareció una pizca de reconocimiento en su rostro luego miro a otro lado sin darle mucha importancia a nada.

Rogué al cielo para que no me halla reconocido pues yo era una figura pública, acababa de salir en mas de catorce noticieros en vivo en una exhaustiva entrevista, aun vestía la misma ropa incluso y lo que menos quería era llamar la atención.

Luego de su escrutinio aparto la mirada y suspiró dramáticamente, aquello me hizo sonreír, se notaba que tenia mucho carácter.

-No - Fue su escueta respuesta.

-¿puedo saber que te pasa? - pregunté demostrando interés, necesitaba distraerme y quería charlar para olvidarme de mi vida por un momento.

-Lo siento pero me han enseñado a no hablar con extraños ¿Quién sabe si eres de esas mujeres que se roban a los niños para vender sus órganos en el mercado negro? los venden como esclavos o incluso peor, los venden como esclavos sexuales e incluso hacen cosas peores - dijo mirándome de reojo mientras su atención aun se centraba en aquel niño a la distancia.

Aquella respuesta si que me había dejado atónita, ¿Cuántos años debería de tener la niña? ¿ocho años? Y ya era consciente de ese tipo de cosas.

-Claro que no ¿acaso tengo cara de robar niños? - pregunté sonriendo - ¿tengo cara de ser mafiosa?

Al menos me estaba distrayendo un poco con aquella pequeña y mi animo estaba mejorando notablemente.

-A decir verdad no, tienes cara de modelo, eres muy bonita y tienes un lindo cuerpo, definitivamente no pareces una mafiosa... pero nunca se sabe - dijo aun un poco distante.

me esperarasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora