CAPITULO 22: NUEVA ACTIVIDAD DEL PROYECTO

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CAPITULO 22: NUEVA ACTIVIDAD DEL PROYECTO

Todo comienza como siempre, mi despertador sonando y yo con mi rotulador para tachar el día de hoy. Al medio día los padres de James llegarán y todo volverá a la supuesta normalidad que yo tenía imaginada de esta casa, temía tanto la llegada de este día, el tener que volver a ver a Isaac, y encima cerca de ella.

Me he levantado antes para poder prepararle el desayuno a James, algo más simple que lo que hizo el conmigo pero desayuno al fin y al cabo.

Una vez ambos salimos de la casa nos dispusimos a seguir el camino de siempre hay el instituto.

-James ¿podríamos ir por otro lugar?-

-Solo si la petición es por querer anda un poco más y no porque por este  camino nos acabaremos encontrando al cabrón de Isaac-

-James, a Isaac no lo acabaremos encontrando en clase y prefiero estar encerrada cuando lo vea por favor, sé que te estoy pidiendo demasiado pero lo necesito y no quiero estar sola, hoy tengo que ser más fuerte que estos dos días de atrás y solo tú ahora mismo me trasmites tranquilidad-

En realidad no sé si debí decir estas palabras, pero me prometí a mí misma que no cambiaría mi forma de ser tras conocer el secreto de James, tengo sentimientos encontrados hacia él y necesito saber que son y solo con la normalidad será cuando salgan.

-Vale, pero prométeme que delante de él no lloraras, si tienes que llorar, luego todo lo que quieras pero no les des esa satisfacción a los dos, buscan hacerte daño-

-No voy a llorar tampoco delante de ti, no pienso llorar más por él-

El camino transcurrió en silencio después de esa conversación. Una vez delante de las puertas del centro, el acceso se me hacía imposible, las piernas me temblaban y mi cerebro no le mandaba a mis piernas el estímulo para que comenzaran a andar, aun pensando que hacer noto como una mano cálida, reconfortante y con firmeza se pone sobre mi espalda.

-Vamos princesa, recuerda que yo estoy aquí y no dejaré que nadie te haga más daño-

Esa voz me tranquilizaba, esa voz tan conocida para mí, en esos instantes solo quería girarme y ponerme a llorar en los hombros de mi padre, pero si algo me enseño él, era a que no se mostraba la debilidad delante del enemigo, para este siempre hemos de ser fuerte y otra vez gracias a  mi padre pude batir estos nervios y comenzar a adentrarme hacia mi clase.

James se encargó de contarles a mis amigos todo lo ocurrido con pelos y señales además de extremar la precaución de que nada de abrazos de consuelo en público ya que eso incrementaría las ganas de llorar.

Cuando con algo de fuera, bueno no miento, cuando James me pego un pequeño empujoncito conseguí entrar al aula, casi todo era normal ya que exceptuando a mis tres amigos, sus compañeros de proyecto e Isaac y su zorra, nadie sabía nada, todo seguía con normalidad, con las típicas conversaciones de después del fin de semana, mis amigos sabían cómo actuar por lo que todo sería más llevadero.

Sin mirar a ningún lugar me senté en el pupitre junto a James, no me paré a mirar a ningún lado ni siquiera sé que alumnos han llegado ya o no.

Comienzo a sacar las cosas de la mochila cuando mis amigos se pusieron delante de mí.

-Aina cariño, esta tarde nos vamos a la heladería todos juntos ¿os venís?- Marian dijo esto último mirando hacia James.

-No tenemos nada mejor que hacer te apetece Aina- James no me miro mientras hablaba ya que estaba sacando sus libros para la clase que nos tocaba ahora.

-Vale, ¡como sabéis que se me compra con un helado!- todos comenzamos a reír.

-Deja de helados ni historias, esta tarde tú te vienes con migo que tenemos que hablar-

Sueños RotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora