Capitulo 3

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Desperté y me alegré al ver que la morena ya no estaba, me levanté para darme un baño.

Cuando empecé a bajar las escaleras, sentí el delicioso olor a café, frunci el ceño, era obvio que la morena no se había marchado.

Cuando entré a la cocina sentí alivio al ver a Luciana,preparando el desayuno.

-Buenos días - cogi una manzana y empecé a morderla.

- Buenos días - me senté.

- ¿acabas de llegar? - ella se quedó en silencio como pensando.

- eh, si, estoy llegando.

- ¿pasa algo Luciana? Tú no eres callada, por lo general no paras de hablar - ella se encogió de hombros.

- estoy bien.

Sirvió el desayuno pero noté que no me miraba, frunci el ceño, podía ser que estaba molesta porque no había un candidato aún en firme.

- dame tiempo Luciana, estoy pensando como averiguar lo que tu pides -

Levantó el rostro y cuando me vio, me imaginé ver que se había sonrojado, aunque era imposible, no tenía porque hacerlo.

-Dani- jugaba con la comida -¿todos son iguales?- con esto último se puso roja.

No entendía a qué se refería pero rápidamente bajo la mirada hacia mi bragueta.

Me pasé la mano por el caballo, no podía ser que Luciana estuviera preguntándome esas cosas.

-  Luciana...

- sólo contesta - tomé mi café.

-no, hay diferentes tamaños, eso lo enseñaron en el instituto, no me preguntes esas cosas.

Se mordió el labio.

- ¿Porqué nunca has tenido novias?

Suspiré, hoy Luciana había despertado curiosa.

- no he encontrado a la mujer perfecta - ella me miró a los ojos.

- ¿sabes como quieres que sea? - me encogí de hombros.

Si tenia el tipo de la mujer que quería para mi pero era algo que me lo guardaba sólo para mí.

- he pensado en José, es deportista, debe cuidarse bien en todos los aspectos y escuchó a las chicas decir que es un bombón.

- ¿tú te ejercitas? - me crucé de brazos.

- Luciana, somos amigos desde siempre pero nunca te ha interesado saber más de mi vida,te conformas con lo que te comparto ¿que bicho te picó hoy?

- nada, olvídalo- tomé mi cubierto y seguí desayunando, era un hecho Luciana estaba totalmente loca.

-¿volverás a ver a la mujer que salió temprano hoy de tu casa? - me encogí de hombros, era un hombre práctico y directo, sin ataduras, sin compromisos, aunque por una persona si podía renunciar a andar de flor en flor probando su néctar, no entendía que le pasaba a Luciana, quizás la nostalgia se estaba apoderando de ella, estaba por irse del pueblo,la iba a extrañar, sus locuras.

Me levanté a poner mi plató en el fregadero y noté que Luciana volvía a dirigir su mirada a mi bragueta y ponerse roja, frunci el ceño y disimuladamente puse mi mano para taparme.

-debo irme a la muebleria, ¿te llevó a tu casa?

Levantó el rostro y me quedé sin aliento, sus mejillas estaban sonrosadas y sus labios rojos, era preciosa pero era mi mejor amiga.

- si no te molesta me quedaré un rato más.

- sabes que mi casa es tú casa, todo lo que es mio es tuyo -con lo último ella se puso roja, sacudi la cabeza.

- ¿vendrás a almorzar?

La miré, actuaba extraño, ella sabía que yo almorzaba en la cafetería enfrente de la tienda.

-preguntó para preparar el almuerzo.

Sonreí, ella también me extrañaría, por eso quería cocinar para mi, me acerqué y la abracé fuerte, besé su frente.

- en ese caso no me perderia por nada del mundo tu almuerzo.

Me separé y toque su mejilla para girarme e irme a mi trabajo, esperaba que hoy fuera un excelente dia.

Cuando metí el pie para evitar que me cerrará la puerta en la cara, me di cuenta que estaba muy molesta.

- vete de mi casa Daniel.

- perdóname, juro que no fue mi intención perderme el almuerzo - Luciana no me escuchaba estaba furiosa.

- ¿Qué fue tan importante para que dejarás plantada a tu mejor amiga? - me mordi el labio, con su estado de ánimo si le decía que la morena de anoche apareció por la tienda y lo pasamos de lo mejor en la bodega de atrás capaz me despelleja vivo.

- un cliente Luciana - ella me miró a los ojos.

- se cuando me mientes Daniel, te conozco no lo olvides! - puse los ojos en blanco que difícil lidiar con alguien que te conoce desde que jugabas con tierra.

- perdóname por favor.

- tienes que pagar una penitencia.

Saqué el aire contenido, siempre buscaba como castigarme.

-¿que quieres Luciana?

me sonrió y entrecerró los ojos.

- lo sabrás en su momento, promete que cuando llegue el momento de pagar la penitencia lo harás.

Suspiré, no podía permitir que los últimos días que estaría en el pueblo lo hiciéramos sin hablarnos.

- lo prometo, sólo antes de cobrarla recuerda que soy tu amigo.

Sacó su mano y la extendió.

- es un trato Daniel.

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Kgerals 💚

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