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Capítulo 23

- Hola -levanté el rostro, venía saliendo de la panadería y me sorprendió encontrarme con Enrique.

- Hola, ¿cómo está Lorena? - él se metió las manos en los bolsillos de su pantalón.

-sedada, es difícil para ella aceptar lo que ocurrió.

-¿sigue culpandome? - él hizo una mueca.

- lo lamentó, pero si, aún lo hace. Esperé tu llamada preguntando por ella, no tengo tú número, quise buscarlo en el móvil de Lorena pero lo tiene con contraseña.

- íbamos a llamarte hoy por la noche.

-¿ibamos? - enarcó una ceja.

- así es. Daniel y yo te llamaremos para saber como evoluciona la salud de Lorena, ¿la llevarán al hospital de la ciudad?

- no, de hecho nos quedáramos en el pueblo por tiempo indefinido.

El sonrió pero su sonrisa no parecía sincera sino forzada.

- tú esposo no te deja a luz ni sombra, debe ser fastidioso dar un paso bajó la vigilancia de tu esposo.

- estamos recién casados y él no me vigila.

- me da la impresión que si lo hace- frunci el ceño - eres tan bonita, inteligente y él te mantiene encerrada para que nadie pueda admirarte. Supongo te controla.

- no necesito la admiración de nadie. No me mantiene encerrada, te repito estamos recién casados y tampoco me controla.

- en ese caso, no te puedes negar a mi invitación a tomarnos un café - me mordí el labio y me arrepentí por que la mirada de Enrique siguió mi movimiento y sus ojos me miraron con lujuria.

- gracias pero estoy muy ocupada en casa.

- es lo que te digo tú esposo te gobierna, si fueras mía serias libre como un pájaro - se me acercó - él lugar que tu marido está ocupando era mío por derecho, tú corazón me eligió a mi primero y no sé que pasó para que hoy estés casada.

Retrocedi.

- tú y yo no nos conocíamos, sólo en foto y todo fue una equivocación. No puedes referirte a mi como si soy un objeto.

- ¿equivocación?, morías por estar en mi cama tanto así que buscaste quien te despojara de tu virginidad para que yo te hiciera mía - extendió su mano y tomó un mechón de mi cabello - igual me pasó cuando vi tu foto, te deseé no sabes cuanto pero ahora que te conozco, mi cuerpo esta en llamas por tu cuerpo, anhelo poseerte.

- no pasará - me moví para que soltará mi cabello - busca un extintor para que acabes con tu fuego - me giré y seguí mi camino a mi moto pero lo escuché.

- serás mía Luciana, como debió ser, lo que tu hiciste para estar en mi cama me da el derecho de pelear por ti.

Arranqué la moto, no quería escucharlo más, Enrique era mi error, y lo peor que Lorena cuando supuestamente era mi amiga le había revelado lo que haría para estar con él.

Suspiré, esto no podía estar pasándome y lo peor era que se quedaría en el pueblo por tiempo indefinido, tarde o temprano Daniel iba a explotar porque Enrique no se media y me decía cosas delante de él.

Negué con la cabeza, quizás si me quitaba del camino de Enrique éste se olvidaba de mi y yo podría vivir tranquila con Daniel.

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