Jugando con un humano (Jungkook & Tu)

El viaje y la apuesta

Pov. _____

No lo podía creer

—Cuando dije que quería dejar de estudiar en casa no pretendía que me mandaran a una escuela de humanos.—

—¿Querias salir al mundo no?—esas habían sido las palabras de tu padre cuando te dijo que irías a la mejor escuela de Seul junto con tu mejor amiga Yang Di.

—Pero papá sabes lo mucho que los humanos me molestan, ¡no dejan de quejarse!—grite. Yang Di estaba a un lado de mi tratando de tranquilizarse porque, claro, ella también odiaba a los humanos.

Y es que en verdad era una noticia única, como cuando una persona normal le pregunta a su madre, completamente distraída, si puede ir a una fiesta y regresar al otro día. La madre le dará el avión y le contestará que si, como mi padre, lo había hecho hacía un momento.

—¿Acaso quieres quedarte otros 100 años sin salir?—respondió el y yo no pude hacer otra cosa que quedarme callada y negar con la cabeza. —Entonces vayan a hacer sus maletas porque se al anochecer se irán a Seul—dijo saliendo de la habitación.

Me desplome en cuanto la puerta se cerro y Yang Di corrió a ayudarme.

Lo sabía, estaba exagerando, pero los humanos en verdad me repugnaban, como los ratones a las viejitas que están en la cocina y se suben a una silla para evadirlos.

—Tranquila ______, veras como podemos sacar provecho de esto— la mire confundida y ella soplo sobre su dedo índice, indicando que debía guardar silencio, sabia que mi padre podría estar escuchando nuestros diabólicos planes para hacer que nos cambiaran de escuela lo mas rápido posible.

La mire con complicidad y sonreí, los planes de Yang Di siempre eran buenos y divertidos. Y si mi padre no estaba iba a ser aun mas fácil llevarlo a cabo.

Terminamos de hacer nuestras maletas cuando el sol se estaba poniendo y salimos para tomar el auto que nos llevaría al aeropuerto.

Me despedí de Mark, un vampiro el cual me gustaba desde que cumplí los 80 años, el solo era 30 años mayor, siempre espere que mi padre y sus padres firmaran un contrato que dijera que tenia que casarme con el, con el fin de conservar el poder en las razas mayores, pero eso nunca paso, el me consideraba una amiga y mas que eso una hermana menor.

—¿En serio tienes que irte?—pregunto el con un puchero increíblemente tierno impregnado en su rostro de piel blanca lisa.

—No sera mucho tiempo Mark—dije muriendo por dentro. —Tres años parecerán solo segundos para nosotros.—concluí forzando una sonrisa, aunque ya no sabia si era para tranquilizarlo a el o a mi

—Bien—respondió el sosteniendo mis hombros y acariciando mi cabeza—tu primera vez después del incidente con los humanos sera difícil, no olvides alimentarte bien antes de salir, recuerda que no podemos romper los tratados—dijo ya un poco mas serio.

Yo asentí con la cabeza, suspire y después de recibir un beso en la frente de su parte, subí al auto donde ya estaba mi mejor amiga esperándome.

Para cuando llegamos habían un montón de reporteros que me habían visto salir de la mansión Collins y estaban ahí para preguntar sobre mi, después de todo, pocas personas me habían visto de esa generación.

—¿Que relación tiene con el gran empresario Christian Collins?—dijo uno apuntando directo a mi rostro con una cámara que seguro debía pesar al menos cinco kilos.

Lo mire a los ojos, pero mantuve en silencio y me limite a caminar mientras otros hablaban hasta que escuche a alguien decir.

—¿Es cierto que usted es la nueva amante del señor Collins?—yo abrí mis ojos como platos, ahí estaba una de las muchas razones de mi odio hacia los humanos. Si no tenían información sobre el tema se limitaban a suponer, solo eso, no se ponían a indagar ni nada por el estilo. Y aun cuando les decías la verdad ellos suponían que estas mintiendo.

—Soy su hija— respondí fríamente fulminando con la mirada al periodista que se acerco a mi preguntándome tal ridiculez. Él y todos ellos se quedaron mirando incrédulos y por primera vez desde que había llegado, callados—Ahora si me disculpan tengo un vuelo que tomar—dije antes de retomar mi camino.

—Ultima llamada para el vuelo 421 a Seul, Corea—dijo la grabadora antes de que nosotras abordar al avión, ahora más tranquilas, ya que toda la prensa se había quedado en la revisión de equipaje.

—¡Por eso odio a los humanos!—exclame aún indignada por la pregunta de ese cretino

—Ya veras que todo saldrá bien, después de todo no seremos los únicos vampiros en Seul y estoy segura que debe haber al menos uno en nuestra escuela.- dijo ella y en eso recordé lo que había pasado hacia un rato

- ¿Como podemos sacarle ventaja a esto Yang Di?- pregunte mirándola emocionada por escuchar su plan

- ¿Que tal si hacemos una apuesta?- respondió ella

La mire confundida, amaba apostar pero en ese momento no tenia nada en mente - ¿Apostar que?-

- Cuando lleguemos a la escuela obvio habrá chicos playboy que quieran llevarse a la cama a toda cosa que se mueva tenga tetas y por donde meterla.- dijo y guardando silencio un momento para que yo pudiera entenderla- Cuando lleguemos le haremos la vida imposible a esos idiotas, y no solo eso, si no también elegiremos un chico, la primera que logre enamorarlo y jugar un rato con el, quien gane podrá tomar de la reserva de sangre de mi padre.- no podía creer lo que estaba sugiriendo, aunque debía aceptar que el premio era bueno. Su padre tenia una reserva de sangre humana. Algo que casi ningún vampiro tenia en la actualidad, los malditos acuerdos nos prohibían morder a los humanos, a menos de que ellos quisieran darnos su sangre por voluntad propia, pero ¡por dios!, quien querría que lo mordieran en el cuello y le quitaran parte de su sangre solo por que si.

Además había escuchado que cuando un vampiro mordía a un humano el dolor era insoportable, pero también escuche alguna vez que si ambos estaban enamorados, no sentían nada con la mordida y había rumores que incluso a los mas amantes mas aptos de estas parejas les daban permiso de tomar la sangre que dejo lilith en la tierra hacia 4000 años, convirtiendose así en inmortales.

-Esta bien- dije con autosuficiencia- hagamoslo
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Es un nuevo fic

Espero que les guste

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