Capítulo 21

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Narrador Omnisciente.

La mujer se aferró al delicado cuerpo de Jayden por unos segundos más, pronto, la chica pudo sentir su hombro mojado, Jayden reaccionó ante tal cosa y con un poco de duda devolvió el abrazo, el tacto suave de sus brazos hizo que el corazón de la mujer parase de palpitar por un momento.

Jayden: Mamá...- No se había dado cuenta de que sus ojos se habían puesto llorosos que su voz estaba agitada.

Mamá: Sí, linda- Se despegó de ella por un segundo- Por Dios, estás tan linda, mi pequeña niña- Su voz se quebró estando ya en las últimas palabras- No sabes la desesperación con la que te busqué, yo estaba completamente destrozada- Bajó su cabeza.

Jayden: Yo...- Cerró sus ojos.

Fue ahí, cuando ella lo recordó todo, su infancia, los maltratos, los golpes por parte de los que decían quererla y los abusos. Ya lo sabía todo, fijó su mirada en Kagekao con una expresión de confusión total.

Jayden: Te extrañé- Dijo con voz llorosa y abrazó con todas sus fuerzas a su mamá.

Ahora poco le importaba discutir con él, lo único que le importaba era que, a pesar de que él probablemente sabía lo que pasaría cuando la llevase con su mamá, aún así tuvo el valor de llevarla, tenía a la mujer que tanto había extrañado entre sus brazos, su madre estaba un poco más vieja, había cambiado, pero podría reconocerla aún si estuviese llena de arrugas por todo su cuerpo y rostro.

Ana se quedó en silencio, disfrutando de como su hija al parecer la recordaba, una pequeña sonrisa se posó en sus temblorosos labios y las lágrimas de alegría se desplazaban por sus mejillas, su pequeña niña estaba con ella, la abrazaba y sentía su hombro húmedo por causa de las lágrimas que derramaba Jayden.

Kagekao había pasado a ser tan solo un espectador de la conmovedora escena, su corazón lentamente se llenaba de culpa y su cuerpo temblaba levemente.

Ana y Jayden se separaron lentamente, ambas tenían sonrisas en sus rostros y los ojos llorosos.

Ana: Has crecido tanto, eres toda una hermosa señorita, Jayden- Acarició su cabeza.

Jayden: Sí, mamá- Sonrió- Tú también estás muy linda- Ana rió por el comentario de su hija.

Ana: Sin duda alguna, no has cambiado-

Ambas sonreían y hablaban de todo lo ocurrido en aquellos años, los años más solitarios para Ana, pero que habían llenado a Jayden de experiencias tanto positivas como negativas. Pero pararon de hablar al recordar que había alguien más en el lugar.

Él se había sentado en un lugar cercano, Jayden se acercó a él.

Kagekao vio que Jayden se acercaba, así que decidió levantarse de su lugar, pensaba que la chica tendría algo que decirle, pero grande fue su sorpresa cuando ella en cuestión de segundos le había levantado su mascara y había impactado su mano contra su mejilla con una fuerza que no supo de donde sacó.

Jayden: Eso fue por todo lo malo que me has hecho- Dijo enojada.

Y, de igual manera, juntó sus labios con la zona afectada.

Jayden: Y eso fue porque aún con todo lo malo, me has cuidado- Habló esta vez con un tono un poco más relajado.

Sin darle momento para volver a hablar, se retiró a donde estaba anteriormente.

Él decidió que era mejor irse y dejarlas solas por un buen rato, tendrían bastante de lo cual hablar después de tantos años.

No, él no pensaba dejar a Jayden con su mamá, volvería por ella y se irían, pero ya no sería como antes, de vez en cuando irían a visitarla, después de todo, Jayden podía ser rota mentalmente de manera rápida, en cierto modo agradecía que hubiese perdido la memoria por un tiempo.

Tal vez, si no la perdía, el impacto que todo lo ocurrido hubiese sido tan grande que ella hubiese perdido la cordura y se hubiese vuelto una chica depresiva o aún peor, hubiese querido aprender de lo que hacían todos los demás a su alrededor, asesinar.

Eso no podía pasar, por ningún motivo iba a dejar que ella aprendiese eso, era demasiado cargo para ella. No aguantaría algo de esa magnitud, y no bastando con eso, su mente es tan frágil y fácil de romper que temía que si pasa algo que la sobrepase, ella pudiese atentar contra su propia vida.

El tiempo pasaba, ya era tarde, así que él decidió que era hora de ir a buscarla.

El camino se le hizo tranquilo, demasiado, y eso provocaba un poco de ansiedad en él. Amaba la tranquilidad, pero en ese bosque siempre estaba alguien haciendo ruido, el hecho de no encontrar a nadie se le hacía extraño

Y cómo si sus pensamientos hubiesen sido leídos, sintió una mano sobre su hombro que lo giró rápidamente. Se encontró con la máscara de el pintor sangriento, le parecía raro que el chico hubiese hecho eso, pero antes de articular una palabra siquiera, Bloody lo silencio y le hizo señales de que lo siguiese.

Iban se manera callada, Kagekao no sabía que estaba pasando, pero lo descubrió cuando se escondieron detrás de unos arbustos y frente a él, se encontró con la persona que menos deseaba ver y que pensaba, estaba muerta.

Jeff estaba sentado mientras dormía pacíficamente y frente a él se encontraba una chica, pero no era cualquier chica, era la reina de la locura, Alice.

Ella estaba mirando Jeff dormir, el chico le daba asco, tenía que admitir que habían muchas veces en las cuales estuvo a punto de matarlo, sin embargo, ella a pesar de estar loca, no era estúpida. Sabía que él era uno de los fuertes en el bosque, si no estabas con él, estabas en su contra. Por ende, ella decidió "unirse a él", o por lo menos acompañarlo hasta que la idiotez lo mate.

Alice no estaba de parte de nadie, ella sólo estaba aburrida y quería pasar el rato en algo, y nada más divertido que ver como dos grupos distintos se matan entre ellos.Nada le causaba más gracia que ver cómodos personas que se odiaban se destruían entre ellas.

Kagekao miró a Bloody y este le indicó que se alejase, a lo cual hizo caso, ahora no sólo tendría que lidiar con Jeff, sino también con la otra loca que ahora lo acompañaba, ambos eran peligrosos por separado, pero juntos... Juntos podrían matar a medio mundo si así querían. Todo se puso mal justo cuando Kagekao creyó que todo se arreglaría, las cosas no podían empeorar para la pareja Jayden,y Kagekao.

Bloody: Mañana, reunión en mi casa- Avisó.

Kagekao asintió.

Ambos se fueron en dirección a lugares contrarios, él tenía que decirle lo que sucedía a Jayden con urgencia. Así que una vez lejos del lugar, corrió con todas sus fuerzas en dirección a donde ésta se encontraba.

Al llegar, tuvo que hacer que Jayden se despidise de su madre de una manera muy apresurada, cargó a Jayden en su espalda y corrió en dirección a la cabaña que compartían, tenía que decirle lo más rápido posible, pero antes, le pidió que le ayudara a cerrar toda posible entrada, puertas, ventanas, incluso revisó el techo para asegurarse de estar a salvo por lo menos esa noche. Jayden se comenzaba a estresar, pero también tenía demasiada ansiedad, porque sabía que si estaban haciendo todo eso, era porque algo malo están sucediendo o iba a suceder.

Jayden: ¿¡Qué está pasando!?-

Kagekao quedó en silencio, estaba nervioso por lo que pasaría.

Kagekao: Jeff, volvió...- Pausó- Y no está sólo- Respondió.

El rostro de Jayden reflejaba miles de emociones al mismo tiempo, entre ellas el miedo y la curiosidad.

Kagekao: Lo siento- La abrazó.

Ambos se quedaron en silencio, pensativo. Siempre pasaba algo malo que impedía que estuviesen en paz, no querían seguir así, no podían seguir así. Ambos tenían un límite.

Kagekao: Mañana tenemos que ir a casa de un amigo, allí estaremos más seguros- Dijo tratando de calmarla.

Después de eso, fueron a dormir, al día siguiente, irían con cuidado hasta su destino.








La Cabaña (Kagekao)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora