Capítulo 5

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Narra Kagekao

Me desperté con un fuerte dolor de cabeza, tomé mi mascara y salí de mi habitación en dirección al baño, al llegar entré y busqué en uno de los gabinetes unas pastillas, me lavé los dientes, bajé las escaleras en dirección a la cocina para buscar un vaso con agua y poder tomarme la pastilla, al parecer Jayden no había despertado. Me tomé la pastilla y fui a despertarla ya que eran cerca de las ocho con cincuenta y seis, ella usualmente se levanta a las ocho en punto, debe haberse quedado despierta hasta tarde.

Subí las escaleras y entré a la habitación de la chica, fui hasta su lado y le quité la cobija, ella se veía tan linda durmiendo, no era la chica con el mejor cuerpo del mundo. Tenía un cuerpo pequeño, su busto no era el más grande del mundo, pero tampoco era tan pequeño, sus caderas eran normales, sus ojos que eran de color avellana y su cabello castaño, su piel que eran un tanto bronceada, cualquier persona diría que no es nada del otro mundo. Pero para mí, esta chica era lo más hermoso y perfecto del mundo.

Jayden: Mmm- Se quejó mientras abría lentamente los ojos.

Kagekao: Ya despertaste- Afirmé.

Jayden: ¿Uh? Oh, buenos días señor Kagekao, ¿Me venía a despertar?- Afirmé.

Ella se levantó de la cama y me abrazó, lo solía hacer muy pocas veces, pero la hacía. Se fue de la habitación y después de un momento yo también salí y fui a mi habitación para ponerme mi ropa, al terminar de vestirme bajé y cuando llegué a la sala me di cuenta de que ella ya había empezado a cocinar, fui a sentarme y alcancé a oler el delicioso aroma de la comida hecha por ella.

Minutos después, tenía en frente de mí un desayuno delicioso. Levanté un poco mi mascara y ambos comenzamos a comer en silencio como de costumbre, ella sabe que soy de pocas palabras, así que por lo normal no hablamos mucho, pero cuando lo hacemos, siempre estamos muy cómodos. Aunque no hablemos mucho y nos mantengamos en silencio, nunca es un silencio incomodo, es un silencio que simplemente se queda allí y no se va, es un silencio tranquilo y muy relajante.

Miré a Jayden, parecía un poco fuera de sí misma, era extraño, siempre tiene toda la energía y es bastante entusiasta en todo, es extraño y eso me preocupa un poco, tal vez le pasó algo. Entonces su voz me sacó de mis pensamientos.

Jayden: Oye, Kagekao- Me llamó.

La miré para que supiese que le estaba prestando atención y ella parecía estar teniendo una pelea interna, ladeé un poco mi cabeza y ella suspiró.

Jayden: ¿Por qué estaban peleando Jack y tú ayer?- No sabía que responder.

Kagekao: Él quería pelear- Fue mi mejor excusa.

Ella volvió a suspirar sabiendo que mi respuesta no era verdad, pero no dijo nada y continuamos comiendo en silencio, una vez que terminamos de comer, ella se iba a poner a limpiar, pero la detuve.

Kagekao: Yo limpio- Ella me miró extrañada.

No la dejé hablar, la saqué de la cocina y cerré la puerta. Entonces, empecé a limpiar la cocina, la debía ayudar un poco, ella siempre hace todo en la casa y eso me parece que no es justo. La ayudaré de vez en cuando. Empecé a lavar los platos, los sequé y los guarde, organicé todo en la cocina y por último barrí.

Una vez que terminé, le avisé a Jayden que saldría, salí de la cabaña y empecé a caminar por el bosque. Últimamente no tenía muchas victimas, decidí ir a buscar algunas para poder despejarme de todo un tiempo, al salir del bosque me encontré con una mujer, parecía de unos treinta y tantos años, estaba mirando a la entrada del bosque fijamente, de alguna manera se me hacía conocida. La mujer volteó en mi dirección y me sonrió.

La Cabaña (Kagekao)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora