Capítulo 27

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El viento soplaba con furia en la cara de los presentes en aquel lugar, todos mirando de entre ellos, miedo, ansiedad, locura... unas incesantes ganas de matar, mutilar y despedazar al enemigo.

Jeff rió con fuerza de repente, una risa estruendosa y maliciosa. Cualquier ser viviente que estuviese presenciando la vibra de sadismo y odio que había entre los dos asesinos se hubiese quedado sin aliento y hubiese huido al instante. Todo ser viviente menos Jayden.

Kagekao: Terminemos con esto de una vez- Lo señaló con su cuchillo.

Jeff: Me parece bien. Pero... ¿Qué dices tú, nena?- Se burló mirando en dirección a Jayden.

Fue rápido, Kagekao ya había dado el primer movimiento, su cuchillo rozó finamente la cara del psicópata contraria dejándole con una pequeña y no muy profunda cortada. Jeff no se hizo esperar, respondió. Una pelea de cuchillas se desató en el bosque, sudor, sangre y desesperación por todos lados, eso era lo que Jayden veía.

La chica estaba ahí, parada.

No reaccionaba ni daba señales, no habían lágrimas por sus mejillas y sudor por su cuerpo. Estaba estática en su lugar, sin mover un sólo músculo de su pequeño y débil cuerpo.

Débil, la palabra que la describía a la perfección. Y ella lo supo, no había nada que pudiese hacer en esos momentos, era débil y podría morir si se metía en aquella pelea tan salvaje que estaba presenciando frente a ella. Supo como terminaría aquella batalla si no hacía algo, alguna cosa... lo que fuese.

Jeff tiró a Kagekao al suelo, el chico de máscara se quedó sin aire al obtener una fuerte patada en su estómago. La sangre proveniente de si tos no se hizo esperar, era bastante, pero eso no lo detuvo. Kagekao se volvió a poner en pie delante de su oponente y la pelea siguió, pero se encontraba debilitado, volvió a caer, esta vez de rodillas.

Pudo ver como Jeff se acercaba, sabía lo que venía, se quitó su máscara y sonrió nostálgico. Su vida, toda estaba pasando frente a sus ojos, su madre, su padre y el porqué había empezado a matar personas. Volteó su cara en dirección a la única persona que tenía en esos momentos.

Kagekao: Lo siento- Sonrió y una lágrima se escapó.

Cerró las ojos esperando el impacto de la fría cuchilla de acero sólido contra su piel, impacto que nunca llegó a él. Sus ojos se abrieron mostrándole una imagen que lo hizo feliz por un momento.

Jayden se encontraba frente a él, sosteniendo un cuchillo que estaba incrustado justamente en el corazón del famoso asesino Jeff The Killer. Se levantó del suelo y abrazó a su niña, se soltó a llorar en su hombro, lágrimas de alegría, pero no duro mucho aquel hermoso sentimiento. Su ropa se encontraba empapada de un líquido que no supo identificar hasta que vio su su chica y abrió sus ojos con sorpresa. Un cuchillo se encontraba en el costado izquierdo del abdomen de su hermosa niña, la desesperación volvió.

Jayden: Ja... esta vez... te salvé- Su voz se estaba apagando de a poco.

Kagekao: Jayden, no- Puso su dedo los labios de la chica.

Jayden: Kao, ¿Voy a morir?

Kagekao: No, no, linda, no lo harás.

Corrió, con Jayden en brazos hasta llegar a la cabaña de Slenderman, entró de un portazo, llamando así la atención de todos los presentes.

Slender: Trae a la chica, ahora- Indicó.

Sin esperar ni uno sola palabra más, dejó a Jayden en la camilla indicada del laboratorio del de superior rango. Tuvo que salir, debido a que si se quedaba ahí, probablemente se desesperaría y estresaría a Slenderma al ver aquellos procedimientos.

La Cabaña (Kagekao)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora