a. Dos personajes deben enamorarse.
b. Tiene que haber un incendio.
c. Un personaje tiene que perder una mano.
—¡Mark! —grita William al escuchar un estruendo. Una viga de grandes dimensiones ha caído sobre el cuerpo de su compañero, dejándole inmóvil en el suelo.
Reacciona deprisa, sorteando llamas cada vez más virulentas, para acercarse hasta él y levantar los pesados cascotes, mientras observa que gran parte de su cuerpo ha sido aplastado y está inconsciente. Pronto llegan refuerzos, alertados por las condiciones de aquel viejo almacén. Trabajan a contrarreloj para salir de ese infierno, antes de que la estructura ceda y se desplome.
Mark es trasladado al hospital más cercano. Presenta quemaduras de segundo grado en la cara y otras partes del cuerpo, daños en la columna y parestesia en la mano derecha, quedando ingresado para recuperarse de las lesiones. Los médicos no dudan de su fortaleza, pero no están seguros de que pueda desempeñar su trabajo de nuevo.
William intenta ponerse en contacto con él a diario, pero nunca responde a sus llamadas ni mensajes. Una tarde, compra un ramo de flores y va a verle. Pregunta en el control de enfermeras y le indican la habitación, pero está vacía. Piensa dejarle las flores y volver otro día, pero en ese momento entra una enfermera empujando su silla de ruedas:
—¡Mira, tienes visita! —exclama— Seguro que tenéis mucho de qué hablar.
No sabe ni qué decir. Aquel no es el Mark que recordaba, es un hombre triste y derrotado. Un sentimiento de culpa le invade al verle postrado en aquella silla y se marcha, destrozado, pero vuelve a encontrarse con la enfermera en el pasillo y le habla de sus progresos con la terapia y lo importante que es la compañía, aunque se muestre reacio. Entonces, decide ofrecerse voluntario para ayudar en las sesiones de rehabilitación y poder pasar más tiempo con él.
Cada avance caminando en las paralelas era una inyección de optimismo para ambos, que se encontraban más unidos. Pasaron los meses y se fueron descubriendo mutuamente, hasta que un día se produce una conversación inesperada:
—¿Por qué haces todo esto, Will?
—Porque te quiero.
Durante los años que trabajaron en el cuerpo de bomberos, jamás se dieron a conocer tanto como en ese tiempo, ni mucho menos experimentaron este tipo de sentimientos. ¿En qué momento cruzaron la línea que separa la amistad del amor? No tenían ni idea, pero estaba claro que no iban a luchar contra ellos. Las sesiones de rehabilitación llegaron a su fin y en el último recorrido de Mark en las paralelas, William le esperaba al final de las barras para fundirse en un emotivo abrazo y besarse apasionadamente, para alegría del personal sanitario.
Desde ese momento, caminan por la vida juntos. Mark colabora en multitud de proyectos para contar su experiencia y servir de apoyo a otros enfermos con problemas de movilidad y William le sigue, orgulloso, allá donde va.
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Historias de Thai, recopilación de relatos
RandomRelatos publicados en la página https://historiasdethaisite.wordpress.com/