Todo se percibe tan real pero sé que es un sueño. Otro de esos extraños sueños que se han vuelto recurrentes. Para ser honesta, a veces dudo entre la concepción de que sean imágenes que llegan a mi mente debido a un esfuerzo que hace mi cerebro por recordar pequeños fragmentos de mi vida anterior o un juego vertiginoso de mi subconsciente.
¿Cómo sabía que era un sueño? Porque nuevamente me hallaba a mitad de aquella solitaria calle; frente a la casa de color gris y marcos blancos. La brisa es ligeramente cálida y el cielo es de un azul casi perfecto.
Otra vez la misma calle, la misma casa y esa inexplicable sensación que me causaba el simple hecho de estar allí.
A lo lejos, precisamente del otro lado de la acera, la chica de tez pálida y cabello castaño que se acerca con su mascota, atrajo mi atención. Caminé hacia la acera y mientras más se acercaba mi corazón se aceleraba. Me estaba viendo a mí misma, la situación es completamente extraña casi alucinante. Abrí la boca para hablarle pero no logré decir una palabra. Estaba estática, de pie sobre la acera mientras la chica se aproximaba.
—Hola —finalmente dije cuando estuvo a dos pasos frente a mí.
Pero no se detuvo, ni siquiera pareció fijarse en mi presencia, como si no lograra verme aunque estaba justo de pie frente a ella.
Segundos más tarde, su humanidad me atravesó como si yo estuviese hecha de humo, ligera e invisible. Aquello me aturdió y me sentí mareada, el suelo bajo mis pies se movía en círculos. Me costó reponerme de eso y cuando volví en sí, algo espantoso estaba a punto de ocurrir.
Grité para advertir sobre el inminente peligro. Sin embargo, no sirvió de mucho; era demasiado tarde para mí. Cuando la camioneta salió de control y vi como se dirigía directo hacia la chica que intentaba evitar que arrollaran a su mascota ahogué un grito desesperado con mis manos. El vehículo colisionó contra el frágil y humano cuerpo de la joven, ocasionando a su vez un sonido que me erizó la piel.
Tan rápido como espabilar, el panorama cambió.
La brisa alborotaba mi cabello, los árboles y arbustos se mecían con el viento, las lápidas estaban distribuidas a mi alrededores y fue entonces que no me quedó duda alguna del sitio donde me encontraba.
No me gustó estar en medio de un cementerio completamente sola. Era una situación tétrica en todos los sentidos. Me di la vuelta alzando la vista hacia todas direcciones para hallar una salida pero cuando eso no fue posible empecé a caminar sin saber muy bien a donde dirigirme.
No me había alejado demasiados del punto en el cual aparecí cuando uno de mis pies trastabilló y caí de rodillas. Me quejé y apoyé mis manos sobre la grama para levantarme.
Amanda. E Miller
2000 - 2017Amada hija y amiga.
Te quedas en nuestros corazones.
Mis ojos se abrieron con mucha sorpresa cuando leí las lineas gravadas en esa lápida. Mi corazón se aceleró mientras me llenaba de angustia y de una mezcla entre miedo e impotencia.***
Desperté agitada y con lágrimas en los ojos. El reloj sobre la mesa de noche marca las 03:16 a.m. Por lo visto sería otra de esas noches de pesadillas seguidas de insomnio. En algún momento iba a colapsar si las cosas seguían ese rumbo. No sabía que era dormir a gusto desde el momento que desperté del coma. Ha transcurrido una semana desde entonces y yo no lograba conciliar un descanso agradable. Cuando no aparecía Hailee en mis sueños entonces estaban esos extraños acontecimientos. Tampoco sé si puedo confiar en la veracidad de lo que veía en mis sueños, pero sin duda, imaginar la posibilidad de estar muerta y sin medios que me permitan regresar a mi estado anterior era muy devastador.
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Dos Vidas
Novela JuvenilAmanda Miller, es una chica de 17 años cuya adolescencia ha sido tan común como cualquier otra. Cuenta con una familia que la adora, amigos y un futuro prometedor al ser admitida en una de las universidades más prestigiosa de los Estados Unidos. Sin...