—¿Derek? —dijo Isabella Johnson cuando apareció sorpresivamente en el pasillo de aquel hospital.
En el rostro del aludido se dibujó una mueca. Automáticamente me separé del chico que hace unos segundos atrás me había besado en la mejilla.
—¿Qué hace ella aquí? ¿Acaso vinieron juntos? —pregunté en voz tan baja para que solo alcanzara a escucharme Derek.
—Sí.
La esbelta figura de piernas largas se aproximó a nosotros.
—Te estaba buscando. Me cansé de esperar en el auto —explicó Isabella después de dirigirme un fugaz saludo.
El chico dió una respuesta rápida y me observó como si intentase disculparse conmigo por la interrupción que no vio venir.
—¿Sigue en pie nuestro plan para esta tarde o debo llamar a mi chofer? —le preguntó ella ignorando mi presencia.
«¿De qué plan está hablando?» pienso.
—¿Isabella me das un minuto con Hailee a solas?
Fue entonces que posó su mirada peyorativa sobre mí otra vez.
—De acuerdo —dijo, prácticamente a regañadientes y se apartó unos cuantos metros fingiendo que ponía toda su atención a la vista que proporcionan los grandes ventanales.
Cuando estuvo lo bastante alejada para no alcanzar a escuchar nuestra conversación Derek empezó a decir.
—Isabella es únicamente una amiga.
—Una amiga que se dirige a ti como si fueras de su propiedad.
—No tienes que preocuparte. Tengo otros interés y tú ya lo sabes.
—¿Y ella también lo sabe? —pregunté inquisitiva.
—Lo sabrá — hizo una pausa y siguió —. No estés celosa de Isabella, ella no me atrae de esa forma.
—¿Te di la impresión de estar celosa? —pregunté un poco ofendida.
Él esbozó una sonrisa que podía derretir a cualquiera.
—Bueno, con las mujeres nunca se sabe. Pero supongo me adelante a los hechos.
—Supones bien —dije haciéndome la ruda.
—Bien... De manera que puedo ahorrarme todas las explicaciones para hacerte sentir mejor.
«¡Rayos!»
Me crucé de brazos, yo misma me había puesto en esa situación.
—Tengo unos asuntos pendientes que debo atender, por eso debo irme. Pero prométeme una cosa —pidió.
—¿Qué?
—Que contestarás mis mensajes o llamadas.
—Está bien...
—Si te hace sentir mejor, me encantaría quedarme y continuar con esto.
Suspiré
—Vete ya. Parece que ha Isabella no le gusta esperar.
Derek volvió a sonreír. No se da cuenta que estoy siendo sarcástica. No me importa si a su amiga le molesta o no esperar. Pero pretendo mantener la dignidad intacta así que tampoco me esfuerzo por detenerlo.
—Nos vemos pronto —se despide con otro beso en la mejilla y busca a la chica para irse con ella.
«Debiste preguntar de qué plan hablaba Isabella. Ahora debes morir con la duda, chica ruda» Se burló la vocecita en mi cabeza.
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Dos Vidas
Novela JuvenilAmanda Miller, es una chica de 17 años cuya adolescencia ha sido tan común como cualquier otra. Cuenta con una familia que la adora, amigos y un futuro prometedor al ser admitida en una de las universidades más prestigiosa de los Estados Unidos. Sin...