CAPÍTULO 10:

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Me desperté al escuchar el sonido hueco, abrí los ojos esperando a que la noche se me hiciera más clara, el reloj marcaba las 5 de la mañana apenas dormí tres horas. ¿Fue un sueño? ¿Todo lo que pasó fue un sueño? No había nadie a mi derecha, nadie, nadie estaba en mi cama.

Joder. Pensé.

-Duerme Marta, es temprano aun queda para que te despiertes. -Sonó una voz ronca pero con tono dulce.

Entonces ahí estaba poniéndose los zapatos sentado en la silla de la esquina. No fue un sueño, era él y estaba en mi habitación, no quería dormir aunque me moría de sueño, quería que me abrazara, quería estar cerca de él.

-¿Te vas? - Dije susurrando.

-Duerme, me tengo que ir, tienes que dormir. -No, no quería dormir te quería a ti, ¿desde cuando te convertiste en una cursi Drew? Pasara lo que me pasara, solo me pasaba con él. En sólo una semana se me hizo más necesario que el oxígeno.

-Mañana espérate en la esquina del final de la calle, te llevaré a clases no quiero que vayas andando. -Dijo con un tono de preocupación.

-¿Por qué? ¿Y por qué en la esquina? Vivimos al lado.

-Tampoco quiero que tu padre me mate, no debería vernos. -Y me besó suavemente en la comisura de los labios. Yo quería que se quedara, lo quería ahí conmigo. Y aguanté el beso haciéndolo más intenso.

-Sé lo que intentas, no lo hagas podrías salir mal. -Sonó a un reto. Pero paré y le dejé saliendo por mi ventana a las 5:09 de la mañana.

Cerré la ventana, me tumbé en la cama. Cerré los ojos y sin querer me dormí.

-¡Marta, Marta! ¡Marta cariño, despierta son las siete y media! -Chillaba mi madre mientras golpeaba la puerta de mi habitación.

- Ya va, ya va. -Espeté medio dormida.

-Vamos, te voy preparando el desayuno no tardes. -Dijo bajando las escaleras.

Me vestí, una sudadera roja con la frase "Shut up, bitch" en blanco, hoy era mi día lo sentía, sentía eso mientras me ponía los vaqueros pitillo ajustados y también lo sentía cuando me puso mis Convers rojas y blancas. Me fui al baño me pinté un poco, esta vez mejor de lo normal y me alisé el pelo. ¿Lo más raro de todo? Sólo tardé 35 minutos en hacer todo esto. Bajé y mientras comía la tostada preparaba la mochila, terminé y me lavé los dientes con esmero, me eché ese perfume que tanto me gustaba y me puse mi bufanda, mi favorita, esa que me ponía cuando hacía frío.

-Adiós mamá.

-Adiós cariño, no hagas nada malo.

Y cerré la puerta trás de mi.

Caminé hasta la esquina de la calle y ahí estaba él con esa sonrisa, con ese pelo, con esa forma de mirarme.

-Espero que hayas dormido bien. -Dijo con una sonrisa.

-Mm.. hubo cosas que me interrumpieron el sueño. -Dije y él entendio perfectamente a qué me referia.

-Creo, que seguirá interrumpiendo. Ven móntate y ponte el casco, no quiero que tu padre me mate Marta. Ni tampoco me permitiría hacerte daño.

Joder, ¿por qué siempre sabe que decir en todo momento? Hice lo que me dijo y a los ocho o nueve minutos estábamos delante de la puerta del instituto.

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