Capítulo 18:

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Me quedé dormida mojada en mis propias lágrimas, aquel dolor en mi pecho y malestar en mi cuerpo provocado por todo aquello no me dejaba tranquila. No lo entendía, ¿fue porque no le contesté? No tiene derecho a hacer eso, no tenía derecho solo horas después de aquellas palabras.

Lo bueno, lo único bueno es que no lo vería hasta dentro de dos semanas y que para ver a Ángela aún me quedaban cuatro días, ya que, estábamos en festivos.

Eran las dos del medio día y no me apetecía salir de la cama, en llorar se resumía el día. Mi apetito se esfumó y mi ventana siempre abierta para que él entrara se cerró completamente. No quería hablar con nadie, solo quería llorar y dormir. Dormir tanto que al despertar ya hubieran pasado diez años.

- Marta, Marta cariño. Abre la puerta que Celia vino a verte. - Dijo mi madre mientras llamaba a la puerta.

- Marta, abre. Que soy yo tonta. - Gritó Celia.

Abrí la puerta y la dejé pasar,  al verla no pude aguantarlo, simplemente me derrumbé.

-¿Qué pasa Marta?  ¿Por qué lloras? ¿A quién tengo que Matar.

Al ver que yo no podía hablar prosiguió.

- ¿Es Alex? ¿Fue él, te hizo algo? Vi tropecientas llamadas tuyas y me asusté. No pude contestar.. Estaba dormida.

- No pasa nada.. - Dije en un hilo de voz.

- A ver, tranquila. Deja de llorar y dime con calma qué hizo ese imbécil. Sea lo que sea, tiene arreglo Drew.

Intenté dejar de llorar y respirar hondo.

- Me dijo que me quería. Que me quería y mucho. - Sollocé.

- ¿Por eso lloras?  - Su cara era un puzzle ya que no entendió aquellas palabras.

- Yo me quedé callada.. Y no dije nada.

-Oh.. ¿por qué? - Puse su mano en mi mano a modo de comprensión.

- Porque me asusté Celia, no me esperaba aquello y menos de él.  Me quedé callada no.. No supe qué decir.

- ¿Y por eso lloras? ¡Entonces tranquila, solo tienes que explicárselo!

- No Celia..

- ¿No? ¿Qué no? - Dijo confusa.

- Le vi.. Le vi con Ángela. - Una lágrima aterrizó en el suelo.

- ¿Qué?

- Ayer, en su habitación, juntos.

- ¿Estás segura? Alex odia a Ángela, de hecho, siempre le miró mal. Y más, cuando pasó todo aquello en el baño, ¿no? Al menos, eso me dijiste Marta.

- Al menos, eso pensé Celia.

Sobre las diez de la noche y, después de mil pensamientos sólo me quedaron dos opciones. La primera, hablar con él y aclararlo todo, la segunda, coger a mi orgullo y no hablar con él, y menos después de todo aquello que hizo.

Vale, lo admito. Sí, lo admito. Yo fui la que no debí reaccionar así, pero no hay motivo suficiente como para hacerme eso. No quería verlo y, a la vez, necesitaba estar con él. Era como.. Como cuando lo que más daño te hace es lo único que te puede curar, como cuando sabes que algo no te hace bien, pero igual lo haces. Él era él, y ese 'él' lo era todo.

Me había pasado los días festivos metidos en casa llorando, pensando en aquella imagen que tanto me dolió y aquella mañana, volvería a ver a Ángela en clase.

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