CAPITULO 9

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NOEMI

La villa es un caos tenemos que posponer el viaje al Caribe porque todos los hombres tuvieron que viajar a Rusia al parecer quedaban cabos sueltos con el problema de los Alacranes pero aquí ya no teníamos tanta vigilancia y las cosas estaban calmadas por eso hasta mi padre fue.
Hoy tengo cita con el doctor mi mamá y mi suegra vienen conmigo Iván quiere que lo grabamos todo en vídeo, Rebeca y Sara se fueron con las otras chicas a comprar más cosas para el viaje sé que Iván no quería ir con tanta gente pero así somos en mi familia vamos en manada y la suya se han adaptado también a nosotros que hasta la cocinera es ya parte de nuestras vidas, mi madre se pasa en la villa con mi suegra todo el día solo regresa a casa por las noches y eso algunas noches no todas.
Entramos a la consulta y veo que Petry se queda parado en la puerta pero antes de eso hace una llamada y me entrega su móvil lo cojo y es el ruso de mis sueños diciéndome que él está muy nervioso que ojalá pudiera estar aquí pero que no podía dejar a su padre y a su hermano solos con todo lo que tenían que tratar que en un par de días regresaba.
La doctora es una mujer joven tendrá unos 28 años muy simpática, primero una enfermera me pesa y me tomo la tensión luego me dirige a otro cuarto donde me hicieron mi primera ecografía, al principio no se veía nada pero después vi un pequeño bultito que tenía ya su cabecita formada después de regañarme por haber tardado tanto en tener mi primera cita prenatal, pero claro está mujer no sabe el caos que ha sido mi vida en los últimos seis meses. Me enseña las distintas partes del cuerpo y cuando llega a sus genitales me pregunta — ¿Quieres saber el sexo? — y me quedo muda. — ¿Pero ya se puede saber?— Pregunta Rousseau, mi suegra, aunque mi madre afirma — ¿Es un niño verdad? —la doctora sonríe y afirma con la cabeza. No puedo detener las lágrimas corren como caballos desbocados por mis mejillas, mi madre aprieta mi mano y me dice que todo va a estar bien verás que va a ser el niño más guapo y mi suegra sostiene el móvil con el que antes había hablado con Iván y tienen una vídeo llamada y él está ¿llorando?..., llorando como yo, me dice que me ama y se corta la comunicación.
La doctora vuelve a confirmar que todo está bien que estoy de 20 semanas es decir en la mitad de mi embarazo me manda unas vitaminas y me haga unos análisis y que ya tendré que ir todos los meses.
Al salir llamo a las chicas y quedamos en casa para ver el vídeo, cual es mi sorpresa cuando al llegar ya están allí y me han comprado todo los que les pedí muestro a las futuras abuelas lo que se puede enseñar pero me guardo unas cuantas joyitas de Victoria secrets que las chicas ocultaron muy bien, desde que se lo que le gusta a mi esposo un picardías, no paro de comprarme y cuando me enteré que allí había para embarazadas más.
Almorzamos en la terraza y me pongo un bikini de los que me traen las chicas. Pasamos la tarde entre baños y tomando el sol, Tamara y Aroa se van y nos quedamos las tres mosqueteras como nos ha puesto mi madre. Sara dice algo que dispara mis alarmas, suena su móvil y es Kiki pero no quiere que lo cojamos, que no quiere ni verlo le pregunto porque, pero después de una mirada de Rebe se tira a la piscina y calla. Pero como yo tengo la mosca detrás de la oreja y veo que también mi hermana ya ha recibido varios watsapp y no contesta empiezo a aplicarles el tercer grado hasta que la pobre Sara confiesa toda la verdad tanta pena me da que la dejo tranquila si no hubiera confesado que fue ella quién asesino a Kennedy.
Como un huracán cojo mi teléfono y empiezo a llamar al padre de mi hijo, ya no tengo tan claro que se ha el futuro padre de mis hijos porque cuando lo tenga delante es hombre muerto.

Sara dice que cuando llamo al idiota de mi hermano estaba en un local y que estaban rodeados de mujeres que se lo confesaba porque ellos creían que yo me había dado cuenta en la vídeo llamada por eso conociéndola que era muy celosa que ellos solo estaban celebrando que ya habían acabado allí y regresaban. Y ahora uno piezas, del silencio de Petry y de las miradas silenciosas de mi madre y mi suegra, pero el imbécil de mi marido tiene el teléfono apagado igual que el tonto de mi hermano y mi padre es que estos se han puesto todos de acuerdo.

Es la hora de la cena y seguimos en la terraza se han unido mi madre y mi suegra y decidimos entrar para cambiarnos ya empieza a refrescar, cuando en un momento se abren las puertas por las que entran nuestros hombres entre ellos uno el que me va a tener que explicar muchas cosas. Se acercan a nosotras mi suegro da unas órdenes y los hombres se despejan quedándonos solo la familia. Mi madre y mi suegra se levantan y recibe muy bien a sus maridos mientras que las jóvenes ni nos movemos de nuestras sillas y seguimos hablando como si hubiera entrado un perro callejero. Rebe dice —Mira Sara el chico de esta mañana me manda solicitud de amistad al Facebook—, —si mira él que pagó nuestro desayuno a mí también—, y Kiki le arranca el móvil de las manos a Sara y empieza a revisarlo, pero Sara poseída como la niña del exorcista se lo intenta quitar y en eso se cae al suelo y adiós móvil Sarita, siguen con la bronca pero se van dentro, Sacha levanta a mi hermana y también​ se la lleva con lo que solo quedamos mi marido y yo, me mira se acomoda a mi lado y habla —Vaya recibimiento, me ha costado casi diez horas llegar, un día antes de lo que esperaba para celebrar junto a mi mujer y mira que buen recibimiento—.

EL RUSO Y LA GITANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora