CAPÍTULO 20

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CAPITULO 20

Los servicios de emergencia no me dejan acercarme, le colocan el oxígeno y la mandan urgentemente al hospital no me dejan ir con ellos pero Sonic y Uriel tienen el coche preparado Sacha se queda hablando con los jefazos y el comisario me dice que quiere el informe mañana por la mañana, si estoy en el hospital que se lo mande todo por correo electrónico, he visto a varios oficiales saludarme con respeto y eso me llena de orgullo, pero ahora mismo solo quiero saber que ella está bien, por favor dios yo nunca te he pedido nada, sé que no tengo derecho a pedirte nada, pero por favor que este bien, que sus ojos vuelvan a brillar como cuando la conocí, que me perdone por el dolor que ha sufrido pero era lo mejor cuando me plantearon el caso y vi que solo eso podría salvarnos a todos y dejaríamos de ser unos proscritos no me lo pensé pero si la pierdo muero con ella. ¿Y si no perdona? Madre mía ¡Dios mío ayúdame¡.

En el hospital una señora nos informa que debemos esperar en la sala de espera, han pasado unas horas y la sala de espera ya está llena de nuestra gente, Sacha y Kiki están en una esquina con sus mujeres ellas me miran muy mal, y si me dirigen la palabra es para insultarme, ¡ellos que están enterados de todo desde casi el principio me defiende¡ pero sé que no merezco ni su compasión, porque ellas no entiende que si le pasa algo yo muero con ella. A Petry también le han dado el alta y tampoco se quiere mover. Hace rato llegó su amiga Montse y su madre, al verlas les preguntó por mi niño y me dicen que me importa al parecer soy la persona favorita de la sala. Pero escuchó cuando le dicen a Sara que está con el médico el tal Samuel que ya tendré unas palabritas con ese que tanto se acerca a mi mujer. Pero el palo más duro es cuando entran mis padres y me quedo de piedra cuando voy a abrazar a mi madre y lo primero que hace es darme una bofetada, después me abraza y llora en mis brazos y ahí es cuando me pongo de rodillas delante de ella y mis emociones ya no hay quien las controle, me pongo a llorar abrazado a las caderas de mamá como nunca lo he hecho ni cuando se murió Jurgem lo hice, no sé cuánto tiempo estoy en esa posición pero veo movimiento en la sala y de pronto dos manos me cogen y me llevan a la puerta donde está un doctor, dice muchas cosas pero yo solo me quedo con que está fuera de peligro y otra vez me derrumbo en el suelo. Esta vez es mi madre la que con dulces palabras me recompone y me dice que no quiero que Noé me vea así me levanto me limpio la cara y me llevan a la habitación, el médico por el pasillo me informa de que todo depende de cómo cicatricen sus heridas pero que en cuatro o cinco días podrá ir a casa. Entraremos de tres en tres, y solo uno permanecerá con ella toda la noche. Entro en la habitación y Noé nos mira de que me ve dice que fuera que yo no soy nada suyo me pongo de rodillas y le pido perdón, pero ella no entra en razón se pone muy nerviosa y una máquina empieza a pitar mi madre me pide que me salga y con mis ojos anegados en lágrimas vuelvo a salir.

Fuera me derrumbo, Kike me abraza y me pide paciencia pero de eso ya no tengo quisiera entrar hay dentro y gritarle por todo lo que he tenido que pasar que lo hice por ellos por todos ellos, si hubiera sido egoísta hubiera dejado que su hermano se pudriera en ese almacén donde lo encontré, sus padres y los míos seguro estarían muertos y nosotros estaríamos en cualquier país de Sudamérica siempre mirando hacia atrás, cuando llegue a Vladovic estuve tentado a llamarla y contarle la verdad pero eso solo hubiera servido para ponerla en peligro, y me arriesgue, dios sabe que lo hice desde el día que dio a luz, estuve en las sombras hasta que pude entrar en el bautizo, mi madre casi me descubre, si no hubiera sido por Erick, que me cubrió, mi gran amigo Erick le dio el trabajo perfecto, cuando se entere que ese hotel está a su nombre que es mi regalo por el nacimiento de mi niño.

Todos han entrado, he estado tan metido en mis pensamientos que Rebeca ha salido se ha sentado a mi lado y me ha dado la mano y ni siquiera me he dado cuenta, cuando levanto la vista me da un beso y un abrazo y me dice: —Anda entra, te va a costar amansar a la fiera, pero mira, Roma no se conquistó en dos días y ahora viene Samuel con el pequeño Yuri. Levanto la mirada Uriel y Sonic me dicen adiós y detrás de ellos aparece mi niño en brazos de Samuel que viene muy bien acompañado de Montse la amiga de Noé y hay me doy cuenta que ellos son pareja. Le pido al niño y ellos me lo dan sin ni siquiera yo darle unas gracias, Montse se sorprende porque el niño extraña mucho y se asusta de los extraños, pero si ella supiera que mi niño desde que están en la casa y antes en la suya me veía casi todas la noches. Me río y ella pone los ojos en blanco, y Samuel habla por mí me da la mano y dice: —hola también tiene una sonrisa en su cara me dejan una bolsa del bebé y el carito. Samuel me dice que ya ha hablado con las enfermeras y el médico de Noé y todo está arreglado. Entro en la habitación y sus ojos están morados se ve que lleva llorando desde que yo salí, mi niño se tira a sus brazos y yo se lo doy, hago como que coloco sus cosas y pego un sillón a la cama.

Veo el biberón que Montse me dijo que había que darle pero ella me lo arranca de las manos y empieza a dárselo, pero veo que hace muecas de dolor, se lo arrebato de las manos y ella dice con esa voz chillona que tanto me pone.

—Que te piensas que no puedo con esto, hemos estado solos durante tres meses ni siquiera te acordaste de nosotros, créeme un par de costillas rotas y una bala en mi pierna no van a asustarme para cuidar de mi hijo—.

La miro resoplo y solo hago lo que llevo queriendo hacer desde la primera vez que entre por esa puerta la beso. Al principio se calla y me deja darle el biberón a mi niño pero al cabo de unos instantes empieza a darme puñetazos en el brazo y veo que está llorando pero que no puede hablar, suelto al niño que se ha quedado dormido y entonces ella me abraza —Has estado besándome todas la noches al principio pensé que era porque te extrañaba, pero ahora sé que eras tú y ese olor estaba en la ropa de Yuri, cambiaste de colonia por eso no reconocía tu olor—.

—No cariño tú te echabas mi colonia—, y ahora si nos besamos como si se fuera acabar el mundo.

EL RUSO Y LA GITANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora