CAPÍTULO 15

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No duermo nada en toda la noche Rousseau no quiere que los deje y menos ahora que no tengo dinero, —por Dios —me dice —deja que cuidemos de ti, tú no estás sola ese es mi nieto y estás a punto de dar a luz. Mi hijo habrá renunciado pero yo quiero a ese niño tú siempre serás mi hija me abraza, lloramos y quedó en que cuanto esté instalada los llamo me llevo un coche que sé que no es de Iván si no de Kiki. Jurgem dice que hable con los chicos pero me niego voy a salir adelante yo sola.
Vendo mi anillo y me dan un pastón 25000€ con eso tendré que tener hasta que pueda dejar a mi niño en una guardería y pueda trabajar. El viaje de Madrid a Jerez se hace muy largo debo parar para hacer pis cada 20 minutos, cuando llegó casi es de noche pero con el GPS no tengo ningún problema llamo a mi amiga y con una sonrisa me espera en su portal.
Le cuento por encima y me instalo, en mi cuarto nada que ver con mi habitación de la villa ni mi cuarto en casa de mis padres, pero me adaptaré nunca he necesitado demasiado y ahora no tengo otra opción. Cuando todo lo tengo medio organizado Montse me presenta a su novio y unos amigos, Álex que así se llama su novio no me gusta nada es el tipo de hombre que se cree irresistible y que todos los de alrededor tienen que estar a sus pies, los demás son muy simpáticos está Elena y Fernando que está pendiente de Montse toda la noche creo que esta chica se equivocó de novio. Pero quién soy yo para opinar, cuando creía que tenía a un hombre loco de amor y me dejo sin ni siquiera decirme adiós, y a mi niño me toco mi pancita y tengo que ir al baño otra vez vuelvo a llorar.
El lunes me levanto y lo primero que hacemos Montse y yo es ir al médico y poner toda mi documentación en regla me asignan un ginecólogo muy joven y guapo que al ver mi cartilla me pasa a consulta rápidamente me explica que estoy muy avanzada y que en unos diez días nacerá mi niño.
Me da su número privado y dice que no importa la hora si tengo algún problema o duda que lo llame. Le voy a dar mi número y mi barbilla empieza a temblar este móvil me lo dio él y ahora parece que me quema en las manos le digo que luego le mandaré mi número pues este lo voy a dejar. Del hospital vamos al centro comercial compro un nuevo móvil y desde allí mando el viejo por mensajería a la villa y mi corazón se aprieta porque ya no tengo nada de él ¿tampoco le importaba? ¿Y su hijo? Pero tengo que ser fuerte por mi hijo.
Montse nota mi bajón y llama a su mamá para que nos ayude e ir de compras, nos volvemos locas y viendo por internet moisés y carritos. Dolores es un encanto me recuerda a mi mamá, de que le contamos que mi marido me dejó y mi madre está fuera del país no hace falta explicarle más me abraza y me trata como si fuera su hija. Nos saca de allí y nos lleva a una tienda especializada en Cádiz después de ver todos elegimos un cochecito azul y rojo y el moisés también en tonos azules nos lo llevarán en dos días y Dolores me regala una bañerita preciosa.
La semana pasa conozco mucha gente todos muy amables, cada vez más cansada el viernes voy con Montse a hacer compras de Navidad y veo un reloj precioso a ella también le gusta y compro dos uno para ella y otro para su madre. Que estarán haciendo mis chicos y mis padres como los hecho de menos Rousseau me pidió que la llamara pero no puedo con el paso de los días el dolor es más fuerte. Recibo un mensaje y es del inspector Sonic a él si le di mi número nuevo es el enlace con mis padres aunque le he prohibido​ que les cuente lo que me hizo Iban.
—Hola, cómo estás Noemí. — —Bien gracias tiene noticias de mis padres—.
—En verdad no, te llamo por otra cosa porque cambiaste de móvil, de número lo entiendo pero ¿de móvil? —
—No entiendo porque me preguntas esa tontería. Yo se mis motivos y son míos ya se lo devolví a su dueño—.
Te voy a hablar y no como policía si no como amigo se por lo que estás pasando pero hay gente que se está jugando mucho—.

Empiezo a protestar pero él me vuelve a interrumpir. —

—No debería haberte llamado pero solo quiero ayudar y me cuelga—.

Mi mandíbula se cae a qué viene esa llamada.
Llamo a Rebeca y no da crédito a lo que le cuento, Sacha quiere venir a buscarme pero yo le digo que no que estoy muy bien que cuando nazca el niño le enviaré fotos Kiki y Sara están de viaje.
En la noche salimos a dar un paseo pero con tanto frio nos vamos a un local donde está el novio y amigos de Montse yo me siento tan fuera de lugar que decido irme a casa, Fernando se ofrece a llevarme y ya en la calle tengo la sensación de que alguien nos sigue pero no hay nadie.
Lunes 17 de diciembre y tengo consulta voy sola Montse después de tomarse unos días ya tiene que regresar pero lo más importante voy a ver a mi bebe.

Samuel me saluda al entrar en la consulta le preocupa mi pérdida de peso casi cinco kilos le comento que no tengo ganas de comer y la misma versión que a todos que soy una tonta que mi marido me prometió las estrellas pero me dejo sin ni siquiera decírmelo a la cara.
El escucha atentamente y me toca la mano con un gesto cariñoso hace una mueca y mirándome a los ojos dice ¡pues él se lo pierde¡. Vamos a ver a tu bebé, tienes dolores o molestias en la parte baja de tu vientre.
—No—, le contesto.
Me mira y sonríe —Estás en la primera fase de parto y por lo que veo de mañana no pasas, te ha dado tiempo a tenerlo todo preparado—.
—Si —contesto rápidamente.
—Bien estos son los papeles de tu ingreso como vienes sola quieres que llamemos a alguien—, a mí me va a dar algo mis cosas y las del bebé están en el coche. El me pide las llaves y el lugar de donde está aparcado. Me ruborizo, él mismo va a ir por ellas.
La enfermera me lleva a la quinta planta y me conduce a mi habitación, todo es blanco ahora entiendo la frase que decía mi madre cuando hacíamos la limpieza que lo quería todo blanco hospital. Hay dos camas dos armarios y una puerta donde está el baño me da una bata y un camisón y me recomienda que me lo dejé hasta después del parto luego puedo utilizar los míos.
Llamo a Montse y muy nerviosa me dice que en una hora está aquí. Pero yo la freno. Samuel me informó que cuando la labor de parto esté ya muy avanzada sólo estaré yo, al no estar el padre, le digo que se quede en casa y yo le iré enviando mensajes. Mando un watsapp a Rebe y no me contesta claro allí tiene doce horas más con lo que estará dormida. Pienso en mi mamá y las lágrimas ya no me dejan ver cuándo la puerta se abre y es mi doctor, que no lleva su bata sino unos vaqueros y un polo azul celeste. Detrás de él entra una enfermera se presenta como Elsa y dice que va a ser mi sombra por lo menos hasta las diez de la noche que es cuando acaba su turno. Samuel deja los bolsos en el armario se sienta a mi lado y me doy cuenta que no tiene intención de irse. La situación me da mucha vergüenza, él es un doctor.

— ¿Qué haces aquí?, ¿porque no te vas a tu casa?
El me mira, con ropa de calle parece hasta más joven, una sonrisa sale de su boca.
—No tengo nada mejor que hacer y no te voy a dejar sola no quiero estar en ningún otro lugar—. Me coge otra vez la mano y empiezo a llorar maldigo a Iván en silencio.

EL RUSO Y LA GITANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora