CAPÍTULO 11

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Me despierto al sentir algo hacerme cosquillas en la cara, pero tengo mucho sueño y no puedo ni abrir los ojos, me tapo con la almohada, pero me la arrancan de las manos, venga perezosa levántate, todos están abajo en la piscina, tu padre está preparando para hacer una barbacoa y le ha dado el día libre al personal, con lo que desayuna fuerte que no sabemos lo que nos encontraremos en los platos jajaja.

Déjame un poquito más tengo sueño, me duelen los pies, anda ven y te acuestas conmigo un ratito. Mi marido con una sonrisa lobuna se acerca a mí y empieza a masajear mis pies. UHHH sienta tan bien, sigue hacia arriba y cuando me quiero dar cuenta está quitándose la ropa y besándome, mis pechos han crecido bastante y parece que le gusta me los chupa, mordisquea y estruja como si fueran balones de rugby, pero yo no sé si será por lo excitada que estoy o porque sus toques son suaves que no me molesta al revés me va a llevar al clima sin ni siquiera llegar a penetrarme, introduce un dedo en mi abertura, luego otro y con simples movimientos circulares me da un orgasmo que me tiene que tapar la boca con sus besos cuando dejo de gemir se va introduciendo dentro de mí poco a poco, empieza con embistes lentos pero según va avanzando sus movimientos se hacen más profundos y rápidos con lo que en pocos segundos vuelvo a estar en completo éxtasis y noto como el también eyacula dentro de mí. Pasados unos instantes me coge de las manos y me levanta

—Ha sido rápido pequeña pero quiero que te alimentes bien por lo que pueda suceder en el almuerzo y como tontos nos damos una ducha entre risas—.

Iván se pone un bañador negro y una camiseta de esas sin mangas que tanto le gustan, y yo estoy dudando entre un bikini que me dejaría toda la barriga al aire, la braguita es muy pequeñita o un trikini muy bonito, que compraron las chicas ayer cuando estuvieron de compras. Optó por el biquini y un vestidito playero verde a juego.

No hay nadie dentro de la casa todos están fuera con lo que Iván y yo seguimos dándonos arrumacos pero a los cinco minutos todavía con las tostadas en la garganta entra Sara se sienta y por su cara sé que ha pasado algo, pero como quiero estar bien ni pregunto para que buscar problemas bastantes tuvimos ayer. Pero la tranquilidad dura poco, detrás entran Rousseau y mi madre y empiezan a hablar con Sara como si nosotros no estuviéramos, Iván se va pero yo como soy una cotilla sigo bebiendo mi zumo, —buenos días a vosotras también— las tres entonces me miran, Sara se vuelve, y su cara está marcada. Me atraganto con el zumo pero me levanto la examinó bien y tiene en su rostro toda una mano marcada, no me pueden detener y como un vendaval salgo y junto a la piscina está mi hermano y mi marido hablando, yo como un toro Miura, me abalanzo contra mi hermano y es tal el empuje que pierde el equilibrio y cae a la piscina arrastrando a mi marido con él. Se hace un gran silencio, yo solo escucho los latidos de mi corazón, siento unos brazos agarrándome por detrás, mi marido es el primero en hablar y con un tono que lo único que hace es que me enerve más. Consiguiendo que parezca un huracán.

—Pero tú estás loca, a qué viene eso—, Sara me habla y dice —él no tiene nada que ver Noé—, — ¿lo defiendes?— le digo — ¿después de lo que te ha hecho, tú lo defiendes?, ¡niña tu no ves las noticias¡ así se empieza y luego hasta que no te mata no termina—.

—Noé, él no ha sido— dice Sara otra vez, se echa a llorar y entra otra vez en la casa. Me quedo con cara de (¿cómo? ¿Qué? ¿Quien?) Y no hace falta hacer las preguntas porque veo a su padre sentado en la barra junto a los más mayores y encima me da una sonrisa más falsa que un billete de treinta euros. Kiki ya con una toalla secándose me dice que no con la cabeza y entonces con toda la chulería del mundo le digo, —pues él es un mal nacido por pegarle pero tú y lo señalo eres un cobarde por no defenderla. —

El padre de Sara, Esteban un hombre ya mayor primo de mi padre de unos 120 kg se levanta y le grita a mi padre que soy una decepción que como me ha educado como puedo faltarle el respeto y no sé cuántas cosas más, mi padre solo asiente con la cabeza pero no le contesta es mi caballero andante el que habla y dice que yo me había pasado pero que no vuelva a decir nada más sobre mí, que yo era la señora de esa casa y que la respetará, y que yo me había equivocado en las formas pero no en el contexto. Esteban ya con su mujer al lado y está tranquilizándolo dice —ya sé la que montasteis anoche en el Brille, y lo primero mi hija no tiene porqué ir vestida como una fulana, el lunes se irá con vosotros porque se lo prometí a tu padre pero cuando volváis se le acaba el rollo a las mocitas no se le puede dar tanta libertad. —Y a él que acabo de llamar cobarde, lo mira y le dice —Usted hable lo que quiera pero puede ser que en menos de un mes ya no se tenga que ocupar de ella porque ya estoy moviendo hilos para casarme con ella y nos vamos a Londres. Su padre se ríe —Eso será si yo quiero ¿no? —Y mi hermano muy tranquilamente al lado de él le dice ¿por qué te ibas a negar?, ¿es que no soy bueno para tu hija? —

Un Esteban un poco sonrosado y como si le faltará el aire responde; —No mi hija es menor, y yo tengo que firmarte y mi hija no está preparada para casarse. Con la misma tranquilidad mi hermano le responde, —Pues si no firma que no veo cual es el problema pues haré como hemos hecho toda la vida los gitanos cogeré a su hija me la llevaré y la hare mi mujer—.

A mi padre se le pone la cara verde y Esteban pone cara de mono estreñido coge a su mujer y salen sin ni siquiera decir adiós todos soplamos cuando ahora los gritos vienen de la casa, mi padre me dice que yo ya he hecho bastante que me quede aquí y todos los hombres entran dentro.

Entro pensando que antes mi vida era un caos juntaba borracheras unas con otras lo mismo estaba en Moscú que en San Petersburgo que en Viena lo mismo me levantaba en camas que ni sabía cómo había llegado, pero con mi mujer me van salir canas verdes, eso que hoy solo íbamos a estar en familia y una simple barbacoa y la que se ha liado. En la cocina está el padre de Sara gritándole que es una mala hija que a él no lo amenaza nadie y que la repudia, yo flipo en colores pero la chica que ha hecho, cosas de gitanos que yo no entiendo mi suegro le dice que piense lo que está diciendo que está insultando tanto a su hija como a su hijo y su hijo no ha amenazado a nadie solo le ha informado de sus planes y que si él no recuerda mal el hizo lo mismo. Su hijo quiere casarse con ella y no llevársela ese sería el último recurso. Pero que si forzaba la cuerda eso pasaría. Esteban se queda mirando primero no dice nada pero cuando parece que se va, dice pues celebremos que tenemos boda. Y en un segundo pasamos de caras mustias a gente con guitarras y cantando por toda la villa.

Sacha y Rebe que no estaban cuando llegan se unen a la fiesta, y felicitan a los novios, como hace calor nos vamos a bañar cuando la mujer de mis sueños o pesadillas se quita ese vestidito y lleva un bikini que es una tortura, pero esa mujer se ha mirado en un espejo si fuera sin ropa me pondría menos cachondo tengo una erección que me tengo que tirar al agua para evitar miradas. Los mayores se retiran a descansar con lo que quedamos los seis dentro de la piscina entre juegos y risas nos tiramos toda la tarde.

EL RUSO Y LA GITANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora