Capítulo 25

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IVAN

Pensé que todo estaba bien, sé que yo también me pase pero ya estaba todo claro o ¿no?, salgo de la reunión con el comisario, me he comido un marrón y eso que mis compañeros me han cubierto en todo, me tengo que quedar a redactar el informe, vaya mierda se supone que hoy estaba todavía de vacaciones y no sé si mi tormento quiere irse a Jerez o quedarse, se ha lo que se ha ahora se va a tener que aguantar porque no saldré hasta tarde. La llamo un montón de veces y no me coge el teléfono.

Son las seis de la tarde cuando Mario me dice que donde tengo el móvil que lleva toda la tarde llamándome y pensando que ya me había ido llamo a casa y que mi morenita como la llama cariñosamente no estaba de muy buen humor que digamos. Me miro en el bolsillo de atrás y veo que está apagado claro con lo que paso anoche se me olvido, madre mía ahora sí que la he cagado bien, lo dejo con las palabras en la boca y salgo corriendo hacia el ascensor ya allí reviso y tengo 7 llamadas de Noé, 5 de mi hermano. Le mando un watsapp a mi mujer diciéndole que ya voy y me contesta que ahora que yo hablo ella no tendría que mirar, igual que yo he hecho y me acuerdo que cuando estaba reunido ella me escribió y no le conteste, si no había salido ¡dios las mujeres¡ ahora sé porque dicen lo de que cada mujer tendría que llevar instrucciones en la espalda.

Al entrar por la verja veo que hay un coche en la entrada y me sorprendo al ver que es el de David. Al abrir la puerta siento risas en la cocina y huele muy bien.

—Hola interrumpo algo—, David me mira y guiñándome un ojo dice —Parece que el comisario te dio trabajo ¿no? ¿Dónde está Mario? Lo dejaste tirado en la oficina. — Pongo cara de póker, cuando me dijo que tenía el móvil apagado corrí para llegar a casa.

Los dos empiezan a reírse y mi mujer ni se acerca a mí y como estoy loco por ella tiro de ella y la beso pego mi frente con la suya y le digo —anda perdóname a veces no se controlarme yo tampoco y sé que la he cagado—, pero ella solo entrecierra sus ojos y dice —anda sube a lavarte que pronto cenaremos y a ver si dormís hoy más. —

En eso que suena el timbre y se siente una voz muy conocida diciendo que si he ganado la carrera y que le debo 20 euros del taxi.

La cena es muy divertida yo no sé cómo estos dos pueden ser pareja, son tal para cual pero si tengo que dejar mi vida en sus manos sé que nunca me fallaran. Nos despedimos y al quedar a solas no puedo parar tengo que estar dentro de mi mujer de inmediato allí mismo en el salón le quito ese vestidito que me ha estado atormentando desde que entre por la puerta y descubro que debajo lleva un conjunto de lencería rojo que si no estaba ya encendido hace que mi polla palpite dentro de mis pantalones buscando ser liberada y lo hago no hay tiempo de juegos, solo quiero introducirme en ella y acabar con esta agonía, esto no puede ser bueno yo ya no se ni respirar, si no estoy así con ella, este es mi lugar ahora sé que estamos destinados a encontrar a nuestra media naranja a nuestra mitad. Y doy gracias a dios o a quien sea que yo la he encontrado.
Estamos terminando de recoger y suena el teléfono en mi pantalón. Mierda Sacha —Que pasa me olvidé de llamarte, vi tus llamadas pero hasta ahora no me he acordado—.
—No te preocupes, me tenía que desahogar contigo porque papá se está tomando lo de su jubilación muy a pecho y no hay quien cuente con ellos los abuelos se nos van de marcha y Rebe está cada día peor con las hormonas estoy deseando que tenga el bebé por que como esto dure mucho va a acabar conmigo— Yo no puedo hacer otra cosa que reírme y decirle la pura verdad si crees que son las hormonas estás muy equivocado las mujeres necesitan un manual de instrucciones nos reímos los dos a la vez y dice algo que nos repite la risa. —Kiki está peor a Sara le ha dado por tener celos de todo y tiene al pobre frito y acosado a veces hasta se presenta por la oficina—. Y sé que hay algo que no me está contando, — ¿qué pasa Sacha? le pregunto. Después de dudar habla —Que por primera vez en mi vida tengo miedo, y yo jamás lo tuve cuando era pequeño siempre estabais Jurgem y tú para defenderme nadie se metía conmigo cuando pasó lo de Jurgem y tú no estabas papá me mando a Londres donde tenía un ejército guardando me las espadas siempre estuve en primera línea pero me sentía seguro, ahora no, pensé que aquí estaría bien pero los otros agentes me miran con recelo y no estoy seguro tengo miedo de que le puedan hacer algo a Rebe, no sé explicarte cómo me siento pero estoy jodido. Si estoy en alguna misión no confío en mis compañeros yo no me íntegro como os veo a ti y a Kiki trabajar—.

—As pensando en volver y unirte a mi grupo, o dejarlo y seguir con los hoteles—

—Volver sería lo mejor pero ahora no puedo, tú me ves detrás de una mesa de chupatintas—.

Eso sería seguro y el necesita acción. En eso lo entiendo mejor que nadie. Mi mujer que lleva bastante rato escuchando la conversación me dice que porque no pide el traslado y trabaja en mi unidad y una bombilla se enciende en mi cabeza, —eso es pide el traslado y verás cómo lo único que sientes es nostalgia ya no eres el rey del mundo—. Otras risas y dice algo que a mi si me pone nostálgico. — idiota yo jamás fui rey en todo caso príncipe el rey siempre fuiste tú, y nadie más que tú—. Nos despedimos y como tengo tanto sueño me duermo enseguida pero pensando en Jurgem daría un brazo por volver a verle, a abrazarle y a decirle cuánto lo quería, creo que por eso me llevo también con David y Mario su relación homosexual no tiene nada que ver con su valentía y lealtad igual que mi hermano quién no supiera su secreto jamás pensaría que ese tipo duro, tosco era gay.

DÍAS DESPUÉS
La operación no me gusta, hay muchos cabos sueltos, las peleas ilegales cambian de ubicación todas las semanas y aunque voy ganando muchas, también pierdo alguna y tengo todo el cuerpo magullado encima el comisario quiere ver resultados pero si empezamos a detener a los pececillos pequeños los grandes huirán y todo nuestro trabajo se irá al garete. Son las diez de la mañana cuando entro en casa desde que salí hace tres días.
Noé no tiene una cara feliz, me acerco a ella y veo que tiene ojeras y al pronto pienso en mi niño. —Que pasa cariño es Jurgem, ella niega con la cabeza y me abraza llorando eso me tensa y mi cabeza empieza a trabajar a toda máquina, todas las enfermedades infantiles pasan por mi cabeza en nano segundos, pero ella me mira más calmada y sorbiendo por la nariz dice. —Creo que estoy embarazada—. Y vuelve a llorar como una magdalena. Y a mí se me va el cansancio los dolores y todo y levanto a mi mujer del suelo y doy vueltas con ella porque soy el hombre más feliz de encima de la tierra.

EL RUSO Y LA GITANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora