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Emily Johnson.
El profesor al terminar de escribir los ejercicios en el pizarrón informó que saldría un momento a la oficina de profesores por algún libro que se le había olvidado. En eso, luego de terminar de anotar los ejercicios en mi cuaderno, recosté la cabeza sobre mis brazos cruzados en la mesa para descansar un poco.
Últimamente no he dormido mucho y eso se ha notado tanto en mis notas como en mi cara. Extrañamente he tenido buenas calificaciones en las dos semanas de extraordinarios que debía, por haberme ido de vacaciones con Samantha, debido a no poder dormir por lo sucedido en República Dominicana. Las primeras veces que me quedaba despierta durante toda la noche no hacía nada, pero luego comencé a estudiar, y al parecer ha dado frutos tanto estudio, pero aun así mi cerebro se encuentra trabajando al menos cinco por ciento luego de no haber dormido por al menos una semana.
Se podría decir que ahora duermo, entre comillas. Aunque en realidad, solo tomo siestas durante el día, y durante la noche sigo dando vueltas sobre la cama sin saber en que estoy pensando realmente.
Al sentir el codazo de Sebastián en mi brazo, informándome que había llegado el profesor al salón, me incorporé rápidamente. La clase siguió su curso normal hasta que este último dio esta por terminada y la gran mayoría de estudiantes de a poco comenzaron a desaparecer por la puerta.
Suspiré pesadamente al recordar que a Samantha la vería justamente ahora en la hora del receso. Su rostro me traía el fiel reflejo de su padre y me era demasiado doloroso recordarlo cada vez que le veía.
Aún recuerdo que aquella misma noche donde los tres viajamos camino a Londres, me acorraló contra la pared y sin saber que decir para no seguirla cagando solamente me besó, pero lo único que consiguió fue que yo me enfureciera más.
Siempre arreglaba todo con sexo y conmigo no sería tan fácil.
Flashback
Me levanté al baño y mirando a Samantha dormir, suspiré cansada. Había sido una noche larga y apenas he podido dormir.
Al voltearme a ver al señor Bieber con desagrado este yacía acostado de brazos cruzados, en total paz y tranquilidad, sin importarle que a mí me ha destrozado con sus frías palabras la poca paz que poseía después de lo sucedido con mis padres.
Caminando por todo el pasillo del jet, una vez llegué al baño me adentré allí y lavándome la cara quité algunas lagañas acumuladas en mis lagrimales y traté de disimular mis ojos medianamente rojos debido a que aún no he podido llorar y expresar cuan dolida estoy por su lástima.
Al abrir la puerta, chillé al verle y sorprendiéndome, me pegó a la pared de manera brusca provocando que me golpeara la espalda, y sin ninguna delicadeza me forzó a besarlo.
