Capítulo 2

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Emily Johnson.


Al ingresar por las puertas del estacionamiento del instituto, Samantha me diviso casi de inmediato y junto con ella y su esplendoroso grito, informó a todo el mundo que yo había llegado.— ¡Hasta que te dignas a llegar Johnson! —Gritó fuertemente. Me golpeé la frente mentalmente, y sí, me molestó que le haya informado a todos los que estaban allí que había llegado demasiado tarde a clases, ganándome la mirada de todos ellos.

Sorry, ya sabes como es mamá. —Murmurando, me encogí de hombros. Desabrochándome el cinturón y cogiendo las cosas que tenía amontonadas en el asiento de copiloto, salí del auto para poder entablar de mejor manera una conversación con Samantha.

—¿Problemas de nuevo? —Pregunto, solo sonreí y negué.

La verdad no tenía la menor idea.

—No. Bueno, no sé. Me dijo que si me podía quedar en tu casa. —Fruncí el ceño, colocándome la mochila en un hombro. Samantha río y tomándome del brazo, entrelazó el mío junto al suyo, como señoras antiguas esperando la telenovela.

—Emi, sabes que siempre serás bienvenida en mi casa. —Reímos, y comenzamos a caminar, no sin antes darle un beso en la mejilla, se me había olvidado saludarla y también agregué el gracias en aquel tierno beso de amigas.

—Y por eso te amo. —Con total superioridad cogió su cabello que se encontraba amontonado en su hombro derecho y tomándolo lo soltó al aire y miró al frente por encima de todos.

—Lo sé, soy totalmente irresistible. Pero admito que yo igual. —Puse mis ojos en blanco y fue así como comenzamos un nuevo día de estudios, la gran mayoría de materias las compartía con Samantha y aquello era lo que más agradaba mis días.

Entramos a cuatro asignaturas donde la mayoría de veces termine arrojándole papeles en forma de bolita a la cabeza, seguido de partirme de la risa junto con Sebastián, un amigo en común. Y finalizamos el día con Bioquímica Celular, y cómo lo pensé, alrededor de todo el día había notado que ningún maestro había cambiado su manera de enseñar, todos eran los mismos viejos letargos y aburridos al igual que sus materias. Aunque debo reconsiderar que junto a Samantha nos la pasamos súper en la materia de Farmacología Clínica, somos las mejores y es que en un futuro nos encantaría ser doctoras o bueno a Sam le gustaría ser astronauta, aunque debía admitir que eso de ser médica era un sueño muy lejano sobre todo para mí, puesto que no tendría como para pagarme la carrera en alguna facultad exitosa.

—¡¡La perdimos!! —Grita Sebastián, moviendo frenéticamente su mano frente a mi rostro, puse los ojos en blanco al ver lo estúpidos que se veían todos mirándome con los ojos bien abiertos.

—Oigan, ¿¡Saben hacer algo que no sea gritar!? —Dije, colocándome la mano en la frente, me había comenzado a doler la cabeza. 

Viendo a Samantha sacarme la lengua, puse los ojos en blanco, nuevamente.— Tú lo haces ahora. —Dicen Samantha y Jacob levantando las manos, niego con la cabeza. Si no los quisiera los mandaría a la mierda, literalmente.

El Padre De Mi Mejor Amiga ©®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora