Capítulo 20

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Emily Johnson

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Emily Johnson



Luego de que Mario, el encargado y vendedor de la cafetería del instituto, me preparará y me entregará mi café, le agradecí despidiéndome animadamente de él con la mano. Mirando para todas partes en busca de alguna banca libre, encontré una cerca de las áreas verdes del instituto, a lo que, encaminándome allí, me senté y comenzando a disfrutar de mi exquisito café de trigo con crema, el cual casi siempre pedía por las mañanas, admiré el panorama natural frente a mí.

Al beber mi segundo sorbo de café, la voz de Sebastián en mi oído hizo que me sobresaltara, a tal grado de que estuve a punto de voltear el vasito de café.— ¡Hey! ¡Me lo acabo de comprar! —Chillo furiosa, fulminándolo con la mirada, y al verlo estallar de risa, de un salto sobrepasa la banca y sentándose a mi lado, reposa su brazo detrás mío, rodeándome con este la espalda.

Negando con la cabeza, decido seguir disfrutando de mi café y al darle nuevamente un sorbo, el castaño suelta de repente.— ¿Ya te lo cogiste? —Al escucharle musitar aquella estúpida pregunta, escupí todo el sorbo de café que había bebido y mirándolo con cara de pocos amigos, le golpeé el estómago.

—¡Sebastián! —Chillo enojada y al verle pasarme unos pañuelos mientras se ríe, pensé seriamente en arrojarle el café caliente en toda la ropa, pero suspirando intenté controlarme.

—¿¡Qué!? —Se encoje de hombros para luego cruzarse de brazos como un niño regañado.— Solo pregunto. —Mirándole, negué con la cabeza. Sé que por mucho que confiara en él, no quería que luego de haberle contado el secreto él tuviera tanta liviandad para andarlo hablando en un área tan pública, como lo era el patio del instituto.

Si tan solo alguien llegara a escuchar de que me estoy metiendo con algún hombre, este correría a decírselo a Samantha y sé perfectamente de que, si ella se enterase, no pasaría media hora, o una, o dos horas intentando interrogarme para averiguar de quien se trata. Ella se pasaría el año entero intentando sacarme la verdad, y es ahí cuando todos mis intentos por mantener escondidos mis sentimientos se irían literalmente a la completa mierda.

—No seas idiota —Reclamé—, si te conté esto no es para que andes ventilándolo.

—No lo haré y lo sabes, soy una tumba, pero es que Darling necesito que me digas qué pasó al final entre tú y él. —Soltando un suspiro cargado de molestia y frustración, me maldije por haberle comentado lo que había sucedido anoche. Si bien no le conté con lujos de detalles, si le mencioné que algo había pasado, a lo que él chillando como un tonto, llamo la atención del profesor, estando a punto de que nos echaran a ambos del salón.

—Ayer por la tarde —Comencé, a lo que Sebastián abrazando mi brazo se apegó más a mí. Rodeando los ojos al verle, continué:— con Samantha estuvimos tomando unas cervezas durante toda la tarde y pues al final nos emborrachamos.

El Padre De Mi Mejor Amiga ©®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora