Capítulo 9

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Emily Johnson

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Emily Johnson.


Al volver al salón, el profesor ya había llegado y ya tenía todos sus libros sobre el escritorio. Su computador estaba encendido y la pantalla ya estaba proyectada en el pizarrón con el PowerPoint de la nueva materia. El hombre de sesenta años al verme me sonrió saludándome y me indicó que me sentara. Así que, obedeciéndole, caminé rápidamente a mi puesto en medio de Carolina y Samantha.

Carolina, quien estaba sentada a mi lado izquierdo, me miró sonriente y comenzó a molestarme de vez en cuando, acariciando mi brazo con su dedo indicé. Al sacar mis materiales para anotar los apuntes de la clase, ella se me acercó exageradamente cerca y pegándome un leve codazo llama mi atención.

—¿Qué te dijo el señor Bieber? ¿Qué quería? —Preguntó en un susurro tan bajo que apenas y yo podía escucharle.

—Me dijo que, después de clases quería hablar conmigo. —Le informé y anoté lo que ahora el profesor comenzaba a anotar en la pizarra a un costado de la proyección. Carolina al ver que no le ponía atención a sus estúpidas caras pícaras, volvió a golpearme levemente.

— ¿Y? —Pregunta, volviendo a acercarse a mí, más de la cuenta.— ¿Qué harás? —Mirando de reojo a Samantha, negué para mí misma sintiéndome una mierda de persona. Hice una mueca al ver como mordía la goma de su lápiz nerviosa, porque sabía que la materia no la entendía.

Está, repentinamente encorvándose en el asiento me tomó desprevenida, provocando que saltara de repente nerviosa.

Carolina, quien había golpeado la mesa producto de mi susto, se tapó la boca para callar su maldita risa.— ¿Cómo que, qué haré? —Mirándola de reojo, negué con la cabeza y volví a mirar a la pizarra.— Tendré que ir. —Admití— ¿Qué le puedo decir? Señor Bieber no puedo irme con usted porque causa cosas en mí, me calienta, me lastima y blablablá. —Digo en un burlesco tono de tonta enamorada. Al verla encogerse de hombros la fulmino con la mirada.— ¿Es enserio Carolina?

—Hey, no me regañes. Podrías declarártele.

—Cállate. —Labro enojada. Me enfurece aún más cuando la oigo reírse levemente.

—Oye, —Susurra en mi oído.— ¿Y cómo te librarás de Samantha? —Veo a Samantha de reojo nuevamente, la que se encuentra todavía más confundida que antes con la nueva materia. Ladea la cabeza sin entender y niego sintiéndome tan mala amiga por traicionarla de la manera que lo hago al sentir sentimientos por su padre.

—No lo sé.

—Yo podría ayudarte.

—Eres tan buena amiga. —Digo en un tono sarcástico, mirándola con los ojos achinados causando que ella suelte una sonora carcajada llamando la atención del profesor. Lo que me causa gracia al ver que se gana un regaño.

Colocándome la mano en la frente, termino riéndome de ella en su cara toda sonrojada.

El día paso rápido. Al finalizar las clases Carolina no sé cómo pudo hacer que Samantha se fuera con ella para el centro comercial. Al principio, ella se negó al ver que yo no iría y mencionó que si yo no asistía con ella, simplemente se iría a casa, pero pude convencerla al mencionarle que mis padres volvieron a discutir y que debía ir a casa cuanto antes, y quizá yo luego pueda alcanzarlas allí.

El Padre De Mi Mejor Amiga ©®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora