Capítulo 12

21.8K 764 105
                                    

Emily Johnson

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.




Emily Johnson.


Salir a correr cuándo mis padres se comenzaron a pelear, fue uno de los mejores remedios que algún doctor pudo recetarme. Correr me calmaba y no me hacía pensar, puesto que al tener que concentrarme en mi respiración, mi mente se mantenía ocupada y apenas tenía tiempo para ocuparme de mis problemas sentimentales.

Las discusiones constantes de mis padres no fueron las únicas de las que necesitaba escapar. También necesitaba alejarme de aquellos prohibidos sentimientos que sentía hacia el señor Bieber, aquel hombre que me doblaba en edad. Aquel extravagante y guapo hombre que muchas veces me mantenía despierta por las noches.

No sabía porque razón específica había salido a correr, pero simplemente me dieron ganas de hacerlo. Estuve trotando por media hora exacta, alejándome del hotel en donde nos estábamos hospedando.

Deteniéndome frente al mar, en una playa no muy lejos del hotel, respiré a duras penas sintiéndome cansada. Faltándome la respiración comencé a inhalar y exhalar continuamente inclinada, apoyándome en mis muslos, tratando de bajar mi ritmo cardiaco.

—¡Vaya! Si que corres rápido. —Me incorporé de inmediato al escuchar una familiar voz. Al voltearme le vi, y me sorprendí al verle con la respiración agitada.

¿Es que acaso estuvo siguiéndome?

—¿Qué hace aquí? —Pregunto y luego toso tratando de no sentir mi garganta tan seca. Al verle estirarme su botella de agua, me resigno, pero insistiendo, la mantenía estirada en mi dirección.

Rodeando los ojos y arrebatándole la botella de las manos, bebí del contenido.

—¿Cuándo dejarás de tratarme de usted? Te conozco desde hace cinco años. Sé mucho de ti, y quiero que tomes un descanso para hablar de algo.

¿Él? ¿Saber mucho de mí? Si claro.

Sonreí cínicamente mirándole, y rodeando los ojos me enfurecí. Extrañamente, ante los estúpidos comentarios del señor Bieber tendía a enojarme bastante.

—Apostaría a que no sabe que estoy enamorada de usted. —Susurré para mí misma, disgustada. Actuando normal simplemente sonreí, otra vez, de forma cínica.— Dígame que- —Al verle mirándome fijamente, puse los ojos en blanco y corrigiéndome a mí misma, añadí—: Dime que Samantha, no te dijo algo sobre mi-

—¿Tu cumpleaños? —Doy un suspiro cargado de furia y molestia. No quiero ser la maldita carga de nadie y menos de una persona que sienta lástima por mí y mi condición familiar.

—Mire señor Bi- —Vuelvo a rodear los ojos al verle mirarme con severidad, queriendo que corrija mis palabras.— Ju-Justin, yo no quiero que me ayudes, o que ayudes a Samantha en cumplirle el sueño de hacerme una fiesta de cumpleaños.

—Pero son tus dieciocho años. —Sonríe sin entender absolutamente nada, lo que al final termina por enfurecerme, y dándole una mirada fulminante, niego. Sabía perfectamente lo que hacía. Estaba más que segura de que él pensaba que esto, solamente era para cumplirle el berrinche a una niñita.— Mira Emily, no te hagas la importante, ¿Vale?

El Padre De Mi Mejor Amiga ©®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora