Capítulo 18

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Emily Johnson

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Emily Johnson.





Al escuchar el chillido de Samantha desde la puerta de su habitación entendí dos cosas. La primera, ya no estaba en la cama del Señor Bieber, y la segunda, el muy desgraciado me había traicionado una vez más al decirle a Samantha lo que me había pasado.

—¡Hey, hey! —Mi rubia amiga chasquea los dedos frente a mí, a lo que frunzo el ceño por lo ridícula que se ve.— ¿Sa-bes qui-en so-y? So-y Saman-tha, tú a-mi-ga.

Carraspeo, con una pizca de gracia fingida, y queriendo matarla por hacerme ver como una total estúpida frente a su padre, le respondo:— Si, lo-sé es-tú-pi-da.

Ella arrojándose a mí, me golpea levemente con la almohada y sonríe en mi dirección tomándose con gracia lo sucedido, mientras yo intento hacer lo mismo, pero con su padre presente me es un poco difícil.

—Pero Darling, ¿Qué fue lo qué te pasó? —Pregunta mirándome preocupada a lo que bajando la cabeza prefiero no responder y desviando mi mirada de sus ojos, suspiro.

—Es exactamente lo mismo que yo le pregunté. Espero que ahora puedas decirle la verdadera razón a tu mejor amiga, Emily. —Habla él y volteándome a mirarlo le veo enojada. Es un maldito que solo quiere sacarme la verdad con Samantha. Sé lo que intenta hacer, y no me dejaré caer tan fácilmente ante él.

—No es nada Sam, solo un mareo. —Miento con facilidad.

—¿Por qué no has estado durmiendo? —Fulmino a Justin con la mirada y queriendo levantarme de la cama y sacarlo a patadas de la habitación, intento controlarme.— ¿Desde cuándo?

Mirándole a los ojos, respondo.— Desde hace una semana. —Admito.

Al verle cambiar el semblante, entiendo que le ha llegado el mensaje. Una semana sin dormir por su maldita culpa, y él cómo si nada, creyendo tener total y absoluto control sobre mí.

—¿Qué? —Chilla Samantha a mi lado, sorprendida y mirando a su padre hace la típica cara de "No me lo puedo creer", mientras sujeta su pecho y mantiene la boca abierta.— Acaso, ¿Eso es normal? No me digas que tus padres pelearon otra vez. —Indaga, a lo que mirándola niego.

—No, no. —Admito.— Al contrario, ellos no han estado tanto tiempo en casa. Mi papá encontró trabajo y mi mamá ya volvió a trabajar en el hospital, al final la volvieron a contratar.

Y sí, era cierto. Mis padres, mientras iban saliendo apresuradamente de casa, me explicaron de forma breve lo sucedido. Se despidieron de mi sin decir adiós, y simplemente no los he visto desde entonces. Aunque a decir verdad los prefiero así, cada uno por su lado, en sus respectivos trabajos sin gritos en la casa.

—¡Que alegría! —Mi rubia amiga me rodea con sus delgados brazos y por primera vez le sonrío sinceramente, pero de un momento a otro alejándose de mí, me queda mirando fijamente.— Pero entonces, ¿Por qué no duermes? —Mirando ahora al Señor Bieber, este parece sentir la culpa recorrerle de pies a cabeza al sentir mi mirada fija en él junto con mis frías palabras.

El Padre De Mi Mejor Amiga ©®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora