Capítulo 3

100 12 0
                                    

- Mamá...

Max miró con mucho dolor, como Mitch cerró los ojos con fuerza, limpiando rápido las lágrimas que habían corrido por sus mejillas, tratando de controlar su respiración que se había vuelto agitada ante esa simple pregunta.

- No tienes que responder, mami, sé que es difícil para ti, no quiero forzarte - dijo Max, mirando sus manos con la culpa latente en sus palabras.

- Hijo...

-¡Ya estoy aquí! Sigue con la historia por favor - la voz de Lia interrumpió las palabras de su madre, quien no se había girado, y tomó su taza de café vacía para tener una excusa para darle la espalda a su hija y que esta no lo viera.

Su hija era la copia de su difunto esposo, y no solo físicamente; también heredó la habilidad de Scott de poder saber sus emociones con solo mirarlo, y en ese momento, él no quería que se diera cuenta que había llorado.

Mitch suspiró, tomando un poco de aire y preparando otra vez esa máscara risueña que solamente se quitaba cuando estaba en la soledad de su habitación, y se giró a sus hijos con una pequeña sonrisa, la cual Max no se creyó ni un poco.

-¿Qué quieres saber ahora? - preguntó Mitch, sentándose de nuevo en el banco del mesón.

- Bueno... - su hija suspiró, antes de fruncir el ceño y levantar la vista al techo, pensando, creando una imagen tan adorable para Mitch, quien sonrió, sintiendo su pecho comprimirse por su gesto. Era idéntica a él -¡La primera cita! - exclamó Lia después de unos segundos, mirando a su madre con mucho entusiasmo.

Mitch se quedó un momento en silencio, mientras veía los ojos de su hija brillar de emoción, y los de su hijo ocultando lo mismo debajo de un brillo burlón mientras veía a su hermana mayor. Volvió a bajar la mirada al mesón, sonriendo, mientras los recuerdos aún llegaban a él.

**********************

-¡Ya llegaron por ti, Mitch!

Su corazón se saltó un latido, mientras literalmente corría escaleras abajo, sorprendiéndose de no tropezar, hasta que llegó al recibidor, donde su madre lo veía con una sonrisa emocionada, guiñándole un ojo.

Pero lo único que veía era ese par de cristalinos ojos azules, que lo observaban emocionados.

- Hola, Mitch - saludó, sonriendo.

- Hola, Scott - sonrió él.

-¿Verdad que Scott se vino muy guapo? De verdad que tienes buen ojo, hijo - sonrió Nel, la madre de Mitch.

-¡Mamá! - exclamó.

- Y ni se diga cuando decidan tener cachorros, serán hermosos - dijo de nuevo Nel, cubriendo sus mejillas con sus manos, tratando de no chillar de la emoción.

- Mamá - gimió Mitch, cubriendo su rostro con sus manos, cuando escuchó la divertida risa de Scott.

- Solo es nuestra primera cita, Nel, es algo apresurado ya tener cachorros - dijo Scott, muy divertido con la situación.

- Oh, estoy segura que los tendrán, ustedes son almas destinadas, lo sé, lo puedo sentir entre ustedes - dijo Nel de nuevo, sonriendo.

Ambos miraron a la pequeña mujer castaña, con unas sonrisitas bailando en sus rostros a lo que la mujer les había dicho.

- Además, han sido amigos por varios años, y una madre sabe perfectamente cuando su cachorro está pensando en darle cachorros a alguien - dijo Nel, sonriendo con sus ojos cerrados, levantando su dedo índice para ponerle más peso a sus palabras.

-¡Mucha conversación familiar por hoy! Ya nos vamos, vuelvo a las 11 - interrumpió Mitch, tomando a Scott de la muñeca, jalándolo hasta la salida, mientras escuchaba a sus padres despidiéndose en la puerta y la fuerte risa de Scott.

Ambos caminaron unas cuadras en silencio, con Mitch jalando de la mano de Scott como si supiera a dónde iba, con el ceño fruncido, y el rubio chico siguiéndolo con una pequeña sonrisa en sus labios por lo adorable que se veía el pequeño omega. Justo cuando llegaron a un semáforo, fue que Mitch se dio cuenta que estaba jalando de Scott, por lo que soltó de su mano, rojo hasta la orejas, mientras miraba a otro lado, sintiendo aún la insistente mirada azulina del rubio en su persona.

-¿Y a dónde vamos? - preguntó.

- Por la forma en que me llevabas, creí que sabías - burló Scott, causando que el rostro de su cita se pusiera más rojo de lo que estaba.

- Es una sorpresa - fue lo que respondió Scott, mientras, tomando desprevenido al chico, entrelazó sus dedos, caminando por el paso de peatones hasta cruzar a la otra acera.

Caminaron en silencio, aún de la mano, causando que Scott sonriera y Mitch estuviera hecho un lío de emociones que se transparentaban por sus mejillas rojas. Unas cuantas cuadras después, Scott los detuvo frente a una gran puerta marrón,de donde provenía un delicioso olor a especias y hierba buena que llenó los sentidos del omega, sacándole una sonrisa.

- Sé de tu amor por el café y las infusiones calientes - dijo Scott.

-¿Me trajiste a una cafetería?

- Nah, eso sería demasiado común - respondió el alfa, mientras abría la puerta para él, permitiendo que entrara al lugar.

Mitch contuvo un jadeo de sorpresa.

- Este lugar cambia su posición cada mes, es como un tipo de cafetería pública en la que los empleados le enseñan a sus clientes como extraer su propio café con diferentes tipos de mangas, cómo mezclarlos con algún otro ingrediente natural, también les enseñan a extraer las hierbas para hacer té, como hacer bebidas calientes aromáticas y la forma natural de hacer chocolate caliente extraído desde el mismo cacao, y debo admitir que el último queda realmente delicioso - explicó el rubio.

Mitch suspiró, con una sonrisa extendiéndose por su cara, completamente enamorado del lugar.

Una chica se acercó a ellos, sonriendo, mientras les daba la bienvenida, a lo que, al parecer de Mitch, fue una de las mejores noches de su vida.

***********************

- Y así, fue como aprendí a preparar ese café que se están tomando - le dijo Mitch a sus hijos.

Amarte Es Igual a Recordarte [Scömìche short-fic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora