Capítulo 6

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Sus ojos no daban crédito a lo que estaban viendo, y su cerebro le costaba procesar la información que acaba de entrar por sus oídos.

"Esa pequeña mancha gris es la razón de que estés rechazando el celo..."

Sintió sus ojos llenarse de lágrimas, mientras llevaba una de sus manos a su vientre cubierto por el gel que tenía el ecógrafo.

- Mitch - escuché una dulce voz llamarme.

Salió de su ligero estupor, para girarse a ver a su mejor amiga, que le veía con una hermosa sonrisa y sus ojos llenos de lágrimas.

- Ese es tu cachorro - dijo, sonriendo, aunque pudo ver un poco de temor en sus palabras.

Y para su sorpresa y la de Mitch, muy a pesar del miedo que lo llenaba, soltó una pequeña risa, mientras misu mano se mantenía firme en su vientre, la otra subió a secar las pocas lágrimas que habían salido de sus ojos.

- Sí - dijo, sonriendo -, seré mamá.

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Max y Lia miraban los ojos llorosos y desbordantes de su madre, sorprendidos por la confesión que les acababa de hacer.

- Mamá - dijo Lia, incapaz de hablar, mientras veía a su madre llorar ante los recuerdos.

- Fue un día muy emotivo - dijo Mitch, secando sus lágrimas, mientras respiraba profundamente para controlarse de nuevo.

- Mamá, si todo eso pasó en ese corto período de tiempo, eso significa que tú tenías... - Max no cabía de la sorpresa.

- 19 años, sí - aclaró Mitch.

- Nunca me imaginé que me tuvieron tan jóvenes - dijo Lia, bajando la mirada al mesón.

- Claramente no estaba en nuestros planes que vinieras tan pronto, pero nunca tuve el valor de odiarte, no desde que eras un mini maní que medía medio milímetro - dijo Mitch, riendo, haciendo que sus hijos rieran también -. No fuiste planeada, pero no me arrepiento de haberte tenido.

Lia sonrió a su madre.

- Pero esa no fue la verdadera ansiedad del día - dijo Mitch, dispuesto a continuar el relato.

-¿Ah, no? - preguntaron ambos chicos.

- No, la verdadera ansiedad de la situación llegó cuando Kirst me dejó otra vez en casa, y esta vez, solo, porque sabía que tenía que asimilar todo en soledad, que me di cuenta, que mi olor no era el único que llenaba mi departamento, y que no era el único que iba a saber pronto las nuevas noticias.

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- Cuídate mucho, bebé, vendré a visitarte mañana, ya salí de vacaciones también, pasaré estos primeros días contigo, ¿sí? - le oyó decir a su mejor amiga, mientras salía del auto.

- Está bien, gracias Kirstiechú, y por favor-

- No le diré a nadie hasta que tú lo consideres necesario, tranquilo - la rubia sonrió, gesto que le devolvió el pelinegro, antes de lanzarle un beso de despedida y entrar al edificio.

El camino hasta su apartamento, fue un poco relajado, mientras una pequeña sonrisa adornaba los gestos del omega, quien durante todo el viaje en el ascensor, tenía una mano en su vientre, que se sentía caliente, ahí donde su cachorro nadaba feliz y tranquilo, lo que le hizo ampliar su sonrisa, aferrándose a la enorme gabardina de Scott.

- Umm, quisiera salir de compras, ¿debería ir a comprarte algo? - le preguntó a su vientre, como si este le fuera a responder - Creo que podría ir comprándote cosas mientras sé si eres niño o niña - dijo, mientras salía del ascensor que se había detenido en su piso.

Amarte Es Igual a Recordarte [Scömìche short-fic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora