Capítulo 12

110 11 0
                                    

**********************

La mañana estaba cayendo suavemente sobre los ventanales de aquel apartamento tan amplio en el que ahora vivía. Su hija estaba plácidamente dormida en su habitación, mientras él, en la soledad y el silencio tan merecido, descansaba en el gran sofá negro, con sus piernas sobre este mientras se sentaba al estilo indio, con una humeante taza de café en sus manos. Había pasado ya casi cuatro años desde entonces en aquel hospital, casi cuatro años en los que Lia estaba viviendo felizmente con ellos, casi cuatro años, en los que hace poco más de un año, Scott había terminado sus estudios.

Todo parecía haber pasado tan rápido de alguna manera.

-¡Mitch! - fue la exclamación que provino de la puerta, sacando una suave risilla al omega en el sofá, que esperaba pacientemente, la llegada de su, ahora, esposo.

- Saliste más temprano esta vez, y baja la voz, Lia está durmiendo - dijo Mitch, mientras escuchaba el pesado suspiro de su pareja, antes de sentir los pasos acercándose al sofá, y siguiente a eso, el largo y fornido cuerpo de Scott tumbándose en el mueble, prácticamente encima de él.

- El turno no fue tan pesado como otras veces - dijo Scott, en un murmullo, mientras acomodaba su cabeza en las piernas de su esposo, recibiendo con gusto la suave caricia a sus cabellos.

- Me alegro que no estés tan cansado - rió Mitch, mientras le hacía cariños a su alfa.

El silencio reinó sobre la pareja, un silencio cómodo y cómplice, mientras poco a poco, la luz del sol comenzaba a llenar cada pequeño espacio entre los altos edificios de Los Ángeles.

- Cielo, mejor vamos a la cama, te va a doler la espalda si te duermes en el sofá - dijo Mitch, con dulzura, sin dejar de acariciar aquellos dorados cabellos.

- Sí, la cama suena bien - dijo Scott en voz baja, pero sin mover ni un músculo, completamente relajado ante los dedos largos y delgados de Mitch jugando con sus hebras.

Con mucha dificultad y un par de risitas por parte del omega, logró levantar a su esposo del mueble, llevándolo por el pasillo hasta su habitación.

- Bien, si quieres duerme, yo iré a preparar las cosas para el desayuno, hoy no tengo que ir a trabajar así que podré quedarme con uste- las palabras de Mitch fueron cortadas por los labios de Scott.

-¿Y por qué no mejor te quedas un rato conmigo y me ayudas a dormir? - la voz de Scott pareció cambiar en cuestión de segundos, volviéndose ese susurro ronco y lento que estremeció cada rincón de Mitch.

- Creí que estabas cansado... - Mitch se maldijo internamente, al notar como su voz se había vuelto mucho más aguda, producto resultante de la ronca y -para Mitch- sensual voz de su alfa.

- Un turno de 32 horas en un hospital nunca me va a poner tan cansado como para no estar contigo, cielo - susurró Scott, repartiendo cortos besos en el cuello de su pareja, a quien sentía temblar en sus brazos.

- Scott - suspiró Mitch, cerrando sus ojos, mientras comenzaba a embriagarse del maravilloso olor de su alfa, que empezaba a liberar sus feromonas, en un intento de hacerlo ceder -... Cielo... Scott, no... Lia... Lia está dormida a un cuarto de aquí - Mitch volvió a maldecirse cuando notó que hablaba entre suspiros, relajándose contra el fornido cuerpo de Scott, que se pegaba al suyo en una clara invitación.

- Pero ella no tiene porqué enterarse - Scott paró sus besos, enterrando su nariz en la curvatura del cuello de Mitch, donde la marca de su lazo, recientemente reafirmado en uno de sus últimos encuentros, descansaba, aspirando con fuerza el olor tan característico de su omega, embriagándose de él, mientras un escalofrío recorrió al pelinegro - ¿O sí?

Amarte Es Igual a Recordarte [Scömìche short-fic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora