Epílogo

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Hubo una frase que escuché en una película.

"La vida es un juego de azar"

La realidad, es que no lo es.

La vida, el destino, es solamente el resultado de nuestras decisiones diarias. Y muchos seguro dirán "Pero nadie toma la decisión de que lo atropellen", sarcásticamente hablando, y es verdad, el atropellado no toma la decisión de que lo arrolle un auto; es el que maneja el auto quien decide a cuanta velocidad va, si usa o no el celular, o si se pasa una luz.

El destino es el resultado de las decisiones diarias que interconectan a la humanidad, sea para bien o para mal.

Las decisiones que tomamos no solamente marcan nuestro futuro, sino también de todos los que nos rodean, incluso a los que no queremos incluir en este círculo, se ven afectados por nuestras elecciones, sueños, deseos, y decisiones erróneas. La verdad, es que muchas veces, el resultado del día, no siempre depende de malas intenciones, a veces solo pensamos en lo que sería bueno para nosotros; si volvemos al ejemplo del auto, no todos los que se comen una luz roja o van a exceso de velocidad lo hacen por diversión, o porque creen que pueden hacerlo. A lo mejor, esa persona que se comió la luz roja, iba tarde al trabajo, a lo mejor, esa persona que iba a exceso de velocidad, tenía que llegar a un lado urgentemente, a lo mejor, el que estaba usando el teléfono en el auto, le había llegado una noticia importante. Sea cual sea las razones, consciente o inconscientemente, la decisión de esa persona también le costó las elecciones de otra; porque no todos cruzamos la calle con el semáforo en rojo, esperando que alguien se pase la luz para salir arrollados.

Son excusas baratas, y quizás, sino pensamos mal del conductor, él simplemente se puede defender diciendo "yo no quería hacerlo, pero debía llegar a un lado importante".

Esa frase se parece mucho a "Yo no quería que esto pasara", o "No era mi intención", o también "Yo pensé que iba a salir de forma diferente".

Es aquí cuando se utiliza la frase que dice: Las peores cosas se hicieron con las mejores intenciones.

Siempre va a ser un pensamiento egoísta de muchas personas ocultar cosas para evitar "dañar" a personas que aman, y aunque ya cuando tenemos el entendimiento para poder comprender estas cosas, nos molestamos por ese término tan cliché de la humanidad, debemos darle crédito a esas personas por el intento de proteger recuerdos, momentos, palabras, que muchas personas diariamente no deberían de enterarse.

Porque a veces, esas malas elecciones sí se hicieron con las mejores intenciones del mundo.

También, los que estamos del lado de los protegidos, de los ofendidos, de los que se enteran de cosas que no debían saber, debemos tener un poco de consciencia, y también dejar de ser egoístas. Los que están del otro lado también están afectados, son ellos los que viven directamente esas elecciones.

Una madre que guarda un secreto a sus hijos, porque en el fondo también le duele, un padre que guarda silencio ante preguntas que no tienen buenas respuestas, un hermano que calla por el bienestar de su otro hermano, una familia que silencia el pasado para que no afecte el futuro de esta. Decisiones egoístas, pero con base.

Siempre vamos a criticar a nuestro círculo por guardar tantas cosas, porque el ser humano, por mucho que reflexione estas palabras, seguirá siendo egoísta en su momento.

Pero nunca, los que estamos al otro lado, vamos a entender el dolor y razones por la que las personas interconectadas por sus decisiones, deciden callar.

Nunca vamos a entender los hilos del destino para atar a personas, nunca vamos a entender los resultados aún cuando siempre se empiece con algo bueno, nunca vamos a entender lo peligroso que es equivocarse en la mitad del procedimiento de la ecuación. Nunca vamos a entender los resultados destinados a personas que nunca desearon equivocarse.

Amarte Es Igual a Recordarte [Scömìche short-fic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora