Chapter 6: I Can Not Help It

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-estuvo casada- aclare mientras me mantenía cruzado de brazos

-fue tiempo después-

-de que terminaran su relación-

-así es-

-entonces- cerro mis ojos- para resumí- abrí los ojos y lo mire –ella fue tu sumisa, quiso más, te negaste, se casó, y ahora está molestando en nuestras vidas-

El asintió.

-¿Por qué?-

-no lo sé- claro y yo nací ayer

-pero supones...-

-que es por tu causa- enarque una ceja, el me mira inexpresivo y blanqueo los ojos, ahora todas sus palabras tienen sentido

"que tienes tu que yo no tenga" eso dijo, pues obviamente soy mucho mejor que ella.

Salgo de mis pensamientos y me lo encuentro con una mueca en el rostro y los brazos cruzados –ahora que te he respondido, te toca a ti- me mira molesto- porque no me lo dijiste-

Blanqueo los ojos- entre tu arranque de celos en el bar y el hecho de que quieres sexo cada 5 minutos, no creo haber tenido tiempo-

El sonríe de lado –pues ya han paso diez minutos-

"mi conciencia:

Tú y tu bocota"

"Luego dices que no nos necesitas"

-¿No preferirías una taza de té?- podemos zafarnos de esta

-No, ciel, no lo prefiero.-

Sus ojos encienden mis entrañas, me abrasa.

-Olvídate de ella, solo ven.- me besa lentamente.

Sus manos recorren mi espalda, doy un paso atrás y le sonrió -¿eres un perro en celo?-

El frunce el ceño indignado por mi comentario –terminaremos el tema de la loca en la mañana- rodeo su cuello con mis brazos permitiéndole continuar.

"mi conciencia:
vaya que difícil que eres..."

"Si... eres tan difícil como la tabla del 2."

Regresamos a la habitación, entre besos y caricias terminamos en la cama. Se coloca sobre mí y pone cada una de sus manos a mis lados, me mira desde arriba, nuestras miradas se conectan de forma inmediata, no puedo evitar recorrer su rostro con mis ojos, su cabello alborotado y su rostro lleno de lujuria, humedece sus labios con su lengua y sonríe. baja sus manos por mis costados, levanta la camisa que levo puesta, levanto los brazos para que sea más fácil.

Sin esa simple prenda quedo completamente expuesto.

Besa mi cuello, una pequeña punzada me obliga a mirar qué diablos está haciendo, repite el proceso dejando mordidas y chupetones por mi cuerpo. Mi cuerpo reacciona a sus caricias y el calor en el ambiente comienza a aumentar.

Sebastian vuelve a devorar mis labios y con una de sus manos abre mis piernas para posicionarse en medio.

Pequeños y casi inaudibles gemidos intentaban salir de mis labios, el pelinegro se alejó y toma ya un usado frasco que estaba junto a nosotros.

-que romántico- hablo sarcástico

Coloca el lubricante en sus largos dedos y levanta la mirada, se acerca a mí y levanta una de mis piernas –acaso quieres una declaración en medio de esto- introduce uno de sus dedos en mi interior.

50 Shades: Games In The DarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora