Eran las seis y cuarto, la oficina está desierta. He leído todo lo que me ha encargado Bravat. He reservado un taxi para que le lleve al aeropuerto, y acabo de entregarle sus documentos. Echo una mirada ansiosa a través del cristal, pero él sigue concentrado en su llamada telefónica, y no quiero interrumpirle; no, visto el humor que tiene hoy.
Mientras espero a que termine, se me ocurre que hoy no he comido. Oh, no... eso no le sentará bien a mi perro. Me dirijo rápidamente hacia la cocina para ver si quedan galletas o algún dulce.
Estoy abriendo el tarro comunitario de galletas cuando Bravat aparece de repente en el umbral de la cocina, mirándome fijamente.
Oh. ¿Qué está haciendo aquí?
Me fulmina con la mirada.
-Bueno, Ciel. Creo que este es un buen momento para hablar de tus fallos.-
Entra y cierra la puerta, e inmediatamente se me seca la boca y en mi mente suena una alarma fuerte e insistente.
Oh, no.
En sus labios se dibuja una sonrisa grotesca, y sus ojos tienen un brillo profundo e intenso. Algo así como un mar lleno de tiburones.
-Por fin estamos a solas -dice, y se llame el labio superior muy despacio.
¿Qué?
"Mi conciencia: ¿Qué?"
"¿Qué?"
-Ahora... ¿vas a ser buen chico y escucharás con mucha atención lo que te diga?-
Los ojos de Bravat tienen un destello azul muy oscuro, y sonríe, mira con lascivia mi cuerpo de arriba abajo.
Contengo la respiración por medio minuto o menos. ¿Qué es esto? ¿Qué quiere? De algún lugar del interior de mi mente y a pesar de mi sequedad de boca, surge la decisión y el valor para forzarme a decir algunas palabras entre dientes, con el mantra de mi clase de autodefensa, "Haz que sigan hablando"
"Mi conciencia: ¿enserio? El mantra.
"Claro que es enserio, recuerda lo que decía nuestro primero Tío. "El miedo es lo peor que puedes tener"
-Bravat, no creo que ahora sea buen momento para esto. Tu taxi llegará dentro de diez minutos, y tengo que darte todos tus documentos.-
Mi voz, tranquila respiro como si su presencia no me pusiera los nervios de punta.
Él sonríe, y cuando finalmente esa sonrisa alcanza a sus ojos. Su mirada brilla bajo la cruda luz del tubo fluorescente sobre nuestras cabezas en este cuarto gris y sin ventanas. Da un paso hacia mí, sin apartar sus ojos refulgentes de los míos. Le miro, y veo sus pupilas dilatadas, el negro eclipsando al azul. Oh, Dios...
De que me sirve tener dos voces en mi cabeza, si hace rato que salieron corriendo del miedo.
-¿Sabes?, tuve que pelearme con Clare para darte este trabajo...-lo miro directamente –Clare, recursos humanos, has memoria, Ciel- mi nombre entre sus labios suena tan asqueroso.
Se le quiebra la voz y se acerca un paso más, y yo retrocedo hasta la pared. "Haz que sigan hablando, que sigan hablando, que sigan hablando"
-¿Qué problema tienes exactamente? Si quieres exponer tus quejas, quizá deberíamos decir a recursos humanos que estén presentes- también puedes irte a la mierda, como desees.
¿Dónde está el personal de seguridad? ¿Siguen en el edificio?
-No necesitamos a recursos humanos para gestionar esta situación, Ciel – dice- Cuando te contraté, creí que trabajarías duro. Creía que tenías potencial. Pero ahora... no sé. Te has vuelto distraído y descuidado. Y me pregunté...si no sería tu novio el que te estaba llevando por el mal camino.-
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50 Shades: Games In The Dark
De TodoOscuridad. -¿Bailas?- extendió su mano Sus ojos carmín resaltaban detrás de su mascara color negro. -¿volviste?- mordi mi labio inferior y tome su mano dando un paso adelante. Poso su mano en mi cintura y me apego a su cuerpo. Acerco sus labios a m...