Chapter 18: So, It's Over?

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Ella levanta la vista hacia él y parpadea.

-El no es bueno para ti, Sebastian-susurra.

-¿Qué? -grita él, y ella y yo nos sobresaltamos.

No le veo la cara, pero todo su cuerpo está tenso e irradia animosidad.

-¿Tú cómo coño sabes lo que es bueno para mí?-

-Tú tienes necesidades, Sebastian-dice ella en un tono más suave.

-Ya te lo he dicho: esto no es asunto tuyo, joder -ruge.

Oh, no... El furioso Sebastian ha asomado su no tan espantoso rostro. Va a oírle todo el mundo.

-¿De qué va esto? —Sebastian se queda callado un momento, fulminándola con la mirada—. ¿Piensas que eres tú? ¿Tú? ¿Crees que tú eres la persona adecuada para mí? —dice en un tono más bajo, pero impregnado de desdén, y de pronto siento deseos de marcharme de aquí. No quiero presenciar este enfrentamiento íntimo. Pero estoy paralizado: mis extremidades se niegan a moverse.

Marian traga saliva y parece como si se obligara a erguirse. Su postura cambia de forma sutil y se convierte en autoritaria. Da un paso hacia él.

-Yo fui lo mejor que te pasó en la vida -masculla con arrogancia- Mírate ahora. Uno de los empresarios más ricos y triunfadores de Inglaterra y Estados Unidos, equilibrado, emprendedor... Tú no necesitas nada. Eres el amo de tu mundo.-

Él retrocede como si le hubieran golpeado, y la mira atónito y enfurecido.

-Aquello te encantaba, Sebastian, no intentes engañarte a ti mismo. Tenías una tendencia autodestructiva de la cual te salvé yo, te salvé de acabar en la cárcel. Créeme, nene, hubieras acabado allí. Yo te enseñé todo lo que sabes, todo lo que necesitas.-

Sebastian se pone pálido, mirándola horrorizado, y cuando habla lo hace con voz queda y escéptica. -Tú me enseñaste a follar, Marian. Pero eso es algo vacío, como tú. No me extraña que te esposo te dejara.

Creo que... No debería estar aquí.

Pero estoy petrificado, viendo, mientras ellos se destrozan el uno al otro.

-Tú nunca me abrazaste -susurra Sebastian- No me dijiste que me querías, ni una sola vez.-

Ella entorna los ojos.

-El amor es para los idiotas, Sebastian-

-¡Fuera de mi casa!-

La voz furiosa e implacable de Scarlett nos sobresalta a todos. Los tres volvemos rápidamente la cabeza hacia ella, de pie en el umbral de la sala. Está mirando fijamente a Marian, que palidece. El tiempo se detiene mientras todos contenemos la respiración. Scarlett irrumpe muy decidida en la habitación, sin apartar su ardiente y colérica mirada de Marian, hasta plantarse frente a ella. Marian abre los ojos, alarmada, y Scarlett le propina un fuerte bofetón en la cara, cuyo impacto resuena en las paredes del comedor.

-¡Quita tus asquerosas zarpas de mi hijo, puta, y sal de mi casa... ahora!- -masculla con los dientes apretados.

Marian se toca la mejilla enrojecida, y parpadea horrorizada y atónita mirando a Scarlett. Luego abandona corriendo la sala.

Scarlett se vuelve despacio hacia Sebastian, y un tenso silencio cae como un manto de espesa niebla sobre la habitación mientras madre e hijo se miran fijamente.

Al cabo de un momento, Scarlett dice:

-Ciel, antes de entregarte a mi hijo, ¿te importaría dejarme unos minutos a solas con él?- articula en voz baja y ronca, pero llena de fuerza.

50 Shades: Games In The DarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora