Aún era lo suficientemente temprano como para que el sol no saliera, llegamos a un muelle y me frote los ojos del cansancio.
Sebastian y yo bajamos y caminamos hacia el barco, esta tenia escrita en letras cursivas "Scarlett"
Subimos y Sebastian hablo con unos hombres -En marcha, pues- dijo indicandome que los siguiera
-¿Van a salir?- pregunto uno hombre
-Si- Sebastian solo sonríe y me indica que entre al barco-. ¿Una vuelta rápida?
-está bien-
Le sigo al interior de la cabina. Frente a nosotros hay un sofá de piel beis en forma de L, y sobre él, un enorme ventanal curvo ofrece una vista panorámica del puerto deportivo. A la izquierda está la zona de la cocina, muy elegante y bien equipada, toda de madera clara.
-Este es el salón principal. Junto con la cocina –dice señalándola con un vago gesto.
Me coge de la mano y me lleva por la cabina principal. Es sorprendentemente espaciosa. El suelo es de la misma madera clara. Tiene un diseño moderno y elegante.
-Los baños están en el otro lado.- Señala dos puertas, y luego abre otra más pequeña y de aspecto muy peculiar que tenemos enfrente y entra. Se trata de un lujoso dormitorio. Oh...
-¿Cuánta gente puede dormir en el barco?- trato de evitar algún tipo de movimiento de su parte
-Es un catamarán con seis camarotes, aunque solo he subido a bordo a mi familia. Me gusta navegar solo. Pero no cuando tú estás aquí. Tengo que mantenerte vigilado-
Revuelve en un arcón y saca un chaleco salvavidas de un rojo intenso.
-Toma.-
Una vez que me ha atado, me agarra por los costados del chaleco y me besa.
-Ven- Me coge de la mano, salimos y subimos unos pocos escalones hasta una pequeña cabina en la cubierta superior, donde hay un gran timón y un asiento elevado.
-¿Es aquí donde aprendiste todos tus trucos con las cuerdas? -le pregunto a Sebastian con aire inocente.
-Los ballestrinques me han venido muy bien -dice—. Caballero Phantomhive, parece que he despertado su curiosidad. Me gusta verte así. Tendré mucho gusto en enseñarte lo que puedo hacer con una cuerda.-
Me sonríe con picardía y yo, impasible, le miro como si me hubiera disgustado. Le cambia la cara.
—Coge el timón —me ordena tan autoritario como siempre, y yo hago lo que me pide.
—A la orden, capitán —digo con una risa por salir de mis labios.
Coloca sus manos sobre las mías, manteniendo el rumbo para salir de la bahía, y en cuestión de minutos estamos en mar abierto, surcando las azules y frías aguas. Lejos del muro protector del puerto, el viento es más fuerte y navegamos sobre un mar encrespado y rizado.
No puedo evitar sonreír al notar el entusiasmo de Sebastian; esto es tan emocionante
—Hora de navegar —dice- Mantén el rumbo.-
-¿Qué?-
Sonríe al ver mi cara de horror.
—Es muy fácil, pequeño. Sujeta el timón y no dejes de mirar por la proa hacia el horizonte. Lo harás muy bien, como siempre. Cuando se icen las velas, notarás el tirón. Limítate a mantenerlo firme. Yo te haré esta señal —hace un movimiento con la mano plana como de rajarse el cuello—, y entonces puedes parar el motor. Es este botón de aquí. —Señala un gran interruptor negro—. ¿Entendido?
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50 Shades: Games In The Dark
RandomOscuridad. -¿Bailas?- extendió su mano Sus ojos carmín resaltaban detrás de su mascara color negro. -¿volviste?- mordi mi labio inferior y tome su mano dando un paso adelante. Poso su mano en mi cintura y me apego a su cuerpo. Acerco sus labios a m...