Capítulo 12

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Narra Luna.

Estaba nerviosa, además de que el partido había acabado y habían ganado me tocaba ir con Matteo a celebrarlo como nosotros sabíamos. Entrelacé mis dedos con los de él y me subí a su moto, mientras íbamos hasta su casa donde no había nadie, Valeria estaba en casa de su mejor amiga mientras que sus padres estaban de fin de semana romántico lo que significaba fin de romántico para nosotros dos. Cuando llegamos, estacionó su moto en el garaje para acabar en casa. Sonreí levemente y salí con él hacia su casa, una vez dentro nuestros ojos se cruzaron y supe que era hora de confesar.

- Tenemos que hablar.

- No me gusta cómo suena eso.

Me hace resoplar y le indico que se siente, agarro su mano acariciándolo a ver si consigo hacer que se calme levemente para mirarlo a los ojos con calma.

- Pedro vino a mi casa.

Trata de levantarse, pero lo bajo de golpe para que se fije de nuevo en mis ojos.

- Me besó. Le giré la cara, tranquilo la cobra es un buen movimiento, me desinfecte la boca y me fui a llorar a casa de Nina, me sentía fatal porque soy una completa idiota, lo siento tanto, no soy lo suficientemente adulta como para llevar esto y sabía que tenía que contarlo, mejor ahora, entiendo si te enfadas. Lo entiendo, pero... tengo más que confesar. Antes de comenzar nuestro asunto de los follamigos en el verano, pues... Pedro y yo estuvimos de follamigos también, por eso se puso como se puso, lo deje dos semanas antes de que tú me hablarás, demasiada presión para mí, y lo siento Matteo.

No responde, eso me da indicios de que debo soltarlo todo y acabar con este sentimiento tan horrible que me aflige, suspiro y enfoco mi vista hacia él.

- Justo cuando entre en casa de Nina llorando, apareció Mario, Mario y yo estuvimos saliendo cuando yo era más joven, pero lo dejamos porque él era mayor para mí y esas cosas, afectada por la situación me enfoqué en alejarme de los chicos, aunque... como finalización, solo tenía en meta alejarme de los hombres, a pesar de que él fue muy suave y me dijo que me dejaba por mayor y porque tenía que estudiar fuera, afectada quise hacerlo, empecé a salir con Pedro, me engañó en un desliz borracho y yo pues, me di mi tiempo en recuperarme, salí con algunos chicos y quedé con Mario, nos besamos y eso, pero no paso de allí, luego llegó verano y comencé con Pedro como ya te dije de follamigos y terminé estando contigo, no volví con nadie, Pedro me besó, llego lloro y Mario aparece, él me dice que eres un mal chico, pero lo niego porque eres la persona que más quiero en el mundo y sé que tú no me engañarías, me dice que me quiere, huyó junto a Nina y lo echa de su cuarto diciéndole que yo soy fiel a ti, y me quedo allí, me llamas, me siento mal pero necesito verte, Nina me dice que hoy no, que estoy demasiado nerviosa, y llega hoy y no puedo aguantar más, te lo suelto y solo quiero que reacciones.

No contesta, está demasiado serio. Pasan uno. Dos, tres minutos, pero nada. Sigue sin contestar. Continuo.

- Matteo, eres lo mejor que me ha pasado y el solo hecho de perderte me hace sentir tantas punzadas que no puedo. - mis ojos se empañan de lágrimas. - Lo siento tan...

Me besa, me está besando, la intensidad del beso es demasiada, estoy extasiada, demasiado, necesito más, lo abrazo y lo atraigo hasta mí, suplico, no, no, lloro por más. Quiero más.

- Eres mía, y con que lo sepas, con que me quieras y me aceptes me basta.

- ¿No estás enfadado?

- Contigo no, tu solo has sido como eres siempre, preciosa, adorable... deseable. - me besa el cuello. - Te amo así, ya me encargaré yo de Pedro y Mario.

- Ahora mismo solo quiero que te encargues de mí.

Sonríe pícaro y ambos comenzamos a desnudarnos, me quita las prendas con rudeza, rápido, me quito los tenis, me quita los leggins, me quita el tanga, la blusa, el sujetador... Su sonrisa se ensancha, ahora es mi turno, le quito la camiseta que lleva por debajo de la chaqueta, luego le quito los pantalones, además de que le quito sus boxers y tenis, nuestra pasión da rienda suelta, se pone el condón, comenzamos a movernos. Sus caderas son un vaivén, su boca recorre mis pechos, mi boca, mi cuello, está totalmente excitado, como yo, y quiero más, deseo más. Nos movemos más rápido, quiero llegar al clímax, acabamos los dos, pero... siento algo caliente.

OH DIOS. ¡NO!

Novios | LutteoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora