Capítulo 23

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Luego de la quedada con Isaac, pasaron dos días y cuando pedí permiso a mis padres para quedarme en casa de Ámbar, aceptaron.

Ámbar me cubrió, aunque algo molesta, no le gusta ver como estaba con otros. Y me pasaba el fin de semana con un chico que solo me había hecho sufrir en el pasado, pero a mí, sinceramente me daba igual. Me quedé esperando a Pedro en la puerta de casa de Ámbar, con mi bolso de fin de semana, cuando él paró en su coche frente a la casa, me subí mientras lo miraba fijamente a los ojos, besé sus labios y él me correspondió.

- Te eché de menos. - le dije. - Recuerdo a veces nuestra relación del verano.

- Fue genial, aunque cuando Balsano te llamó me jodió.

Sonreí.

- Él no importa.

- Me encantas de manera sobrehumana. - dijo y yo acaricié sus brazos, mientras él avanzaba por la carretera oscura.

Las estrellas brillaban entre la noche. La oscuridad estaba totalmente brillante, las luces del coche iluminaban todo. Y cuando por fin avanzábamos hasta su casa, a dos minutos. Acaricié su mano y él me sonrió.

- Por cierto, ¿te gustaría hacer algo nuevo?- pregunté suavemente acariciándolo.

- ¿Qué tienes en mente?

- Algo genial. Jodidamente genial. Apresurate.

Acabé dejando sus manos, y lo dejé de tocar. Cuando salimos del coche y entonces nos fuimos hacia la casa de Pedro, no pude evitarlo, me tiré encima de él y lo besé dulcemente, además lo echaba de menos, era como si nunca lo hubiera dejado de querer, pero cuando vi a Matteo en mi mente, me exalté, sin duda, estaba asombrada, Pedro con Matteo.

¿Qué?

¡Oh dios mío!

- Luna, nunca he dejado de quererte.

- Callate, y quitame esto ya. - le dije mientras levantaba mis brazos hacia arriba, deslizó mi camisa con brutalidad hasta el borde de la habitación y me dejo caer en el sofá.

- Dios, como me pones.

- Quiero que te calles.

Suspiré hondo, mientras que estaba encima de él, le quité la camiseta y acaricie sus pectorales, además de que lo besé, sus manos recorrieron mi espalda hasta quitar mi sujetador, araño mi espalda con suavidad, me encantaba cuando hacía eso. Era algo que hizo cuando ya agarré práctica.

- Pedro, te eché de menos.  - le dije. - Eché de menos tus orgasmos, y todo, todo lo que hice contigo. Como me arrepiento de haberte dejado...

- Tú solo dime que no me dejarás ahora..

- Shhh... callate.

- ¿Se lo has contado a Matteo?

Me separé de él y lo miré seria.

¡Por supuesto que no lo había hecho!

- No. Le mentí, o sea, no puedo contarle eso. En fin, simplemente, sigue con ello. Fóllame pronto.

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