Capítulo 28

4.1K 315 17
                                    

Narra Matteo.

Una vez que la ropa nos estorbaba, pude dar lo mejor de mí mismo, demostrarle cuanto la había echado de menos. Sabía que su cuerpo era casi como el de una diosa, pero, cuando vi de nuevo su cuerpo era superior al de una diosa, estaba totalmente equivocado, nunca podría sustituirla por otra chica, por nadie. Ella era diferente a las demás en todo lo que tenía, en todo por lo que yo me enamoraba cada día, estaba totalmente ensimismado con ella. Mierda, es que Luna es perfecta.

- Me gustas tanto. - susurré desde el suelo. Y ella solo entrecerró los ojos. No sabía porque pero me sonaba a mal la cosa.

- A mí también me gustas... - su susurro fue algo más o menos por cumplir, o eso me pareció y parecía no terminar aun la oración, hice un asentimiento y le suplique que continuara. - Pero...

Lo sabía, todas las oraciones que acaban bien cuando hay una reconciliación son mala señal. Me maldije a mí mismo por ser tan idiota y por joder siempre lo más bonito que me pasa en la vida.

- Tengo algo que advertirte. - dice mirándome fijamente, nuestros ojos chocan y siento la necesidad de besarla. Pero me aguanto. - No hemos vuelto. Solo, consigue convencerme de que merece la pena volver contigo, ser una pareja, bueno, eso, lo típico. Por favor. Haz tu maldito esfuerzo si me quieres. Si me quieres, haz lo posible para que quiera volver, haz que este segura de que merece la pena, porque si no lo haces, yo... simplemente cerraré la puerta que nos mantiene juntos y comenzaré una relación con otra persona. Si me quieres lucha por mí, demuéstrame que de verdad te importo.

Acaricio sus mejillas y bajo mis dedos contoneando su cuerpo poco a poco, dibujando un corazón en sus hombros, mientras solo puedo observarla tapada con una mantita que apenas nos cubre, seguro que se resfriará como sigamos aquí, pero primero quiero contestarle.

- Luna, te juro que te recuperaré como novia.

- Bien. Me alegro de que lo vayas a intentar.

- No podría soportar perderte. - le digo mientras deposito un beso en su mejilla. - Y ahora, vistámonos y vayámonos antes de que te dé un resfriado o algo.

Asiente con la cabeza y se dedica a buscar su ropa, cuando la veo así, tan vulnerable y concentrada quiero tenerla de nuevo, entrar en ella, sin ningún tipo de improvisto, pero me controlo. Mañana vendrá Matteo Balsano a demostrarle que la ama y que sin ningún tipo de problemas lucharía por ella.

Una vez que ambos nos vestimos salimos de allí cubiertos por nuestra ropa, ambos estamos ansiosos quizás por pasear y ahí aprovecho para tomarle la mano.

- El primer día que te vi en secundaria llamaste mi atención.

- ¿Y eso por qué? - me pregunta fijando su vista en mí.

- Porque rechazabas cualquier contacto visual con los chicos.

- Bueno, no quería que nadie me robara mi primer beso, que no fuera el chico que me gustaba, quería que fuera especial.

- ¿Y lo fue?

- Sí, aunque ahora, prefiero esto. - se gira para verme y planta sus labios contra los míos. - El último beso en mucho tiempo. - me dice.

Mi cara parece un poema.

- ¡¿Cómo que último beso?!

- Verás, en este momento es nuestra despedida, luego no habrá sexo, ni besos, lucharás por mí, para conquistarme. ¿Ok? Y si no es ok, me vale igual. Y punto.

Suspiro derrotado. Todo por tenerla a mi lado de nuevo.

Novios | LutteoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora