A pesar de que en el pasado lloré por cosas dolorosas, aprendí a convertir todo eso en recuerdos.
En ocasiones todo lo que tienes que hacer es seguir adelante cueste lo que cueste.
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Noviembre, 1989.
Primero transcurrió un mes. Luego dos meses.
Luego un verano dio paso a un otoño. Y este a su vez se transformó en el invierno.
Cuando me detuve y eché un vistazo a mí alrededor dos años habían pasado. Y nada a mí alrededor parecía ser lo mismo.
Las cosas sorprendentemente resultaron más fáciles de lo que pude creer. Había recuerdos, por supuesto, pequeños instantes que llegaban rápido pero que de igual forma se iban pronto. Ya no me dolía como al principio. Había vuelto a mi punto de partida. Ya no me afectaba. De nuevo había construido alrededor de mí una capa de indiferencia que no me permitía demolerme ante el nombre de Levi Ackerman.
Me había permitido crecer y ser feliz.
O esa era la idea que me forzaba a creer al despertar cada mañana y darme cuenta que aquel vacío en mi vida seguía ahí sin señales de reparación. Nunca había comprendido del todo cuando las personas decían que aprendes a vivir con el dolor, pero durante aquellos segundos al despertar y darme cuenta que no era un sueño y que la realidad siempre sería esa, lo entendía.
Vivía en un pequeño y barato departamento cerca de la universidad que mis padres habían conseguido para mí, el cual ayudaba a costear con un trabajo de medio tiempo y compartiendo la renta con un compañero de piso.
Mi compañero, como no podía ser de otra forma, era Farlan. Se había empeñado en mudarse conmigo durante mis primeras semanas viviendo aquí, abatido, como quizá llegué a estar después de todo, recuerdo haberle dicho que no era necesario que estuviera a mi lado, no me desmoronaría. Él, sin embargo, se quedó siempre.
A pesar de lo que pude esperar al principio de todo, Farlan no hizo nada fuera de lo normal. No intentaba besarme, ni me dedicaba frases de amor. Incluso había dejado de lado la confianza de tomar mi mano cada que se presentaba la oportunidad. La mayor cercanía que teníamos eran esos momentos que compartíamos en el pequeño departamento cuando no estábamos ocupados con nuestras clases.
O como ahora, noches tranquilas en las que ambos salíamos al pequeño balcón a mirar las estrellas. Era relajante y tranquilo, y por un segundo podía concentrarme en la expresión ausente que mi acompañante dirigía a la luna.
Hasta entonces todo el amor que conocía era aquel que sentía por Levi, pero durante esos momentos en nuestras vidas era completamente consciente de la curiosidad que rayaba en la fascinación que Farlan despertaba en mí.
Era consciente de que era un idiota, más creía que durante esos momentos, en los que miraba a Farlan alzar su mano y trazar constelaciones en el cielo, podía convertir ese gran afecto en algo genuino y puro. En algo que él realmente mereciera, no residuos de un amor jamás correspondido.
Estaba tomando un cariño excepcional hacia él y aunque ideas como pasar cuanto tiempo fuera posible tomando su mano, o besando su frente, o acariciando su rostro y enredando mis manos en su cabello llegaban a mí como picazón en la nariz, sentía que aún no era suficiente.
Durante esos instantes nada importaba, ni Levi, ni yo, ni el resto del mundo. Todo lo que quería era llegar a amar a esa persona tanto como él me amaba a mí.
Pero eso era algo que él no podía saber.
No mientras después de romper esa burbuja de tranquilidad mi corazón aún anhelara que al abrir mi correo una vez más apareciera de pronto un mensaje de Levi porque yo era realmente incapaz de hablar primero. No podía evitarlo, y me jodía no poder hacerlo. Seguir pensando en Levi era desesperante, porque sabía que él no pensaba en mí, no me veía de la misma forma en que yo lo hacía. Y eran ridículas las ganas que tenía de llamarlo para contarle como había ido el día, las cosas graciosas que vi y las que no lo fueron, intercambiar canciones como en los viejos tiempos, y ponernos al día sobre lo que había sucedido en nuestras vidas.
Tenía la esperanza, de verdad la tenía, de que todo eso se fuera algún día. Que una mañana sin quererlo despertaría para darme cuenta de que ya no lo amaba. Así sin más, Levi ya no existiría en mi vida y todo aquello que alguna vez sentí se borraría... al menos eso esperaba.
Cuando me imaginé siendo feliz, la zona sísmica de mi corazón sufrió otra catástrofe.
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[05/11/89, 09:45:05 PM] Isabel Jaeger: Lo volviste a hacer.
[05/11/89, 09:45:20 PM] Isabel Jaeger: Por quinta vez.
[05/11/89, 09:45:50 PM] Isabel Jaeger: No puedes decir que estoy siendo caprichosa. Ni siquiera has llamado.
[05/11/89, 09:46:03 PM] Isabel Jaeger: ¿Sabes lo vergonzoso que es esperar por dos horas en la estación y que la gente te mire pensando que no tienes nada mejor que hacer que perder el tiempo parada ahí?
[05/11/89, 09:46:55 PM] Isabel Jaeger: Y aun así seguí creyendo que llegarías, o que llamarías para justificarte (de nuevo para variar), pero no lo hiciste.
[05/11/89, 09:47:10 PM] Isabel Jaeger: Vi a tus compañeros. Pregunté por ti.
[05/11/89, 09:47:15 PM] Isabel Jaeger: Dijeron que habías vuelto a casa hace ya rato.
[05/11/89, 09:47:25 PM] Isabel Jaeger: ¿Qué crees, Levi? Aún no has vuelto a casa.
[05/11/89, 09:47:30 PM] Isabel Jaeger: Desde ayer.
[05/11/89, 09:47:35 PM] Isabel Jaeger: Desearía que por lo menos fueses capaz de darme la cara.
[05/11/89, 09:47:45 PM] Isabel Jaeger: Y dejaras de excusarte con "tareas" que no existen.
[05/11/89, 09:48:01 PM] Isabel Jaeger: O por lo menos dejarás de llamarme citándome a un lugar que no llegarás.
[05/11/89, 09:48:15 PM] Isabel Jaeger: He sido consciente desde el principio que no somos especiales y que esto iba a terminar tarde o temprano.
[05/11/89, 09:48:58 PM] Isabel Jaeger: El que me evites no cambiará nada.
[05/11/89, 09:49: 01 PM] Isabel Jaeger: Estoy bien, de verdad.
[05/11/89, 09:49:15 PM] Isabel Jaeger: No me hace falta tu presencia y mucho menos tu interés barato.
[05/11/89, 09:49:20 PM] Isabel Jaeger: Ve y sé feliz.
[05/11/89, 09:49:25 PM] Isabel Jaeger: Algo que no pudiste ser conmigo.
[05/11/89, 09:49:30 PM] Isabel Jaeger: Algo que creí ser contigo.
Continuará...
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La canción de está vez: La possibilité d'une île de Carla Bruni. Muchas gracias a todos por sus reviews en el capítulo anterior c:
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Boyfriend
FanfictionSolíamos caminar juntos a casa, pasamos tardes haciendo tareas, mirábamos películas los viernes por la noche, intercambiábamos música, y nuestras familias eran cercanas. Y Levi, incluso, salía con mi hermana, así cuando me di cuenta había una dist...