"Somos dos"

Capítulo 11: "El nuevo pretendiente"

Raditz se encontraba esperando fuera de la constructora en su auto a la pelinegra, al verla salir y abordar un taxi decidió seguirla sin que esta lo notase.

Minutos después:

Raditz vio bajar a la bella pelinegra frente a una modesta vivienda y luego dirigirse a ella a abrir la puerta.

Con que acá vives hermosa, hoy mismo empiezo mi plan de conquista, estoy seguro que será fácil, necesitas a alguien que te proteja a ti y a tus hijos y quién mejor que yo para eso, estoy dispuesto a cualquier sacrificio con tal de que tu seas para mi incluso soportar a tus chiquillos, claro cuando logre conquistarte ya veré la forma de alejarlos de nosotros, pensaba Raditz mientras la veía desde su auto cerrar la puerta.

Constructora Ouji:

Vegueta caminaba de un lado para otro dentro de su oficina tratando de calmarse.

¿Qué me sucede?, ¿sentí celos de Raditz?, creo que será mejor decirle a Milk que ya no vuelva a la empresa, yo iré a su casa por los documentos cuando lo necesite, no quiero exponerla a nadie, Raditz no es él único que ha notado su belleza, muchos de los trabajadores de la empresa también lo han hecho y yo no quiero que ella se fije en nadie, pensaba Vegueta mientras se servía un vaso de agua para beberlo.

Minutos después:

Como puedo ser tan egoísta, ella tiene derecho a rehacer su vida con la persona que ella elija. Tal vez sea el momento de acercarme a ella de otra forma, si no lo hago, otro podría ganármela y yo no quiero perderla, ella me gusta, me gusta mucho, es la persona ideal para mí, tengo que aprovechar que soy su amigo para conquistarla, pensaba Vegueta.

Horas después: "Casa de Milk"

La pelinegra se encontraba junto a sus dos hijos apoyándolos con sus tareas cuando el timbre de la puerta sonó.

Ring ring ring

Voy a ver quien es, ustedes sigan haciendo sus tareas, dijo Milk dulcemente dirigiéndose a abrir la puerta.

La señora Milk, dijo un joven de gorra.

Si, soy yo, dijo la pelinegra intrigada mirando el gigantesco canasto de rosas rojas que traía el joven.

¿Tú?, dijo sorprendido el joven que traía las rosas.

Sí, dijo Milk sonriendo.

¡Disculpe entonces¡ son para usted, dijo el joven.

Para mí, no lo creo de seguro se confundió de casa, dijo Milk.

No señora, está es la dirección que me dieron decía el joven entregándole el canasto de rosas a la pelinegra.

¿Quién las envía?, dijo Milk sorprendida.

Sino fue su esposo el que se las envió de seguro alguno de sus pretendientes, con el debido respeto que se merece usted es bellísima y muy joven para ser señora, dijo el joven de gorra haciendo sonrojar a la pelinegra.

¡Eh¡ ¡gracias¡ dijo Milk completamente sonrojada mientras firmaba en una libreta.

Luego de algunos minutos la pelinegra entro con el gigantesco canasto de rosas ante la mirada sorprendida de sus hijos que retiraban sus cosas de la mesa para que la pelinegra colocará el canasto.

¿Quien te envió eso mami?; dijo Gohan intrigado, mientras Goten olía las rosas.

Huelen rico, dijo Goten sonriendo.

No lo sé, dijo Milk buscando la tarjeta para ver quién había tenido un detalle así con ella.

¿Son del señor Vegueta?, pregunto con inocencia Goten mientras Gohan miraba a su madre que tomaba una tarjeta en su mano.