Parte 15.

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*Narra Jungkook*.

—Jungkook, no puedes. Mira tu estado —decía la enfermera.

A mí, sinceramente, me importaba una mierda. Me daba igual si estaba repleto de moretones o la mierda que sea. Yo quería estar con él.

Me convencí -o al menos eso intenté- de que los médicos tenían razón. Pero no podía dejar de sentir angustia y ansiedad por tenerlo tan lejos de mí.

Justamente Nueva York. Había millones de ciudades, pero él se había ido a Nueva York.

Y lo peor de todo: según Jin, él tenía las piernas heridas. ¿Cómo siquiera había podido viajar en silla de ruedas?

Por otra parte, me daba miedo su estado. Y no podía evitar sentir culpa por aquello, porque si yo hubiera sido sólo un poquito más fuerte, él no estaría herido.

Según todos, había sido algo muy repentino. Los padres de Taehyung habían llegado y lo habían apresurado a irse una vez que dejó de correr riesgos.

Llamé a Tae miles de veces, pero él no contestaba.

Justamente se iba a Nueva York cuando yo me despertaba.

Y yo no podía hacer nada. Mi madre no se había presentado en el hospital nunca, aunque para mí era incluso mejor.

Tomé el móvil y le mandé un mensaje más.

Jungkook: Bebé, te extraño.

Jungkook: ¿Cómo estás? Espero que tus piernas no te duelan. Yo me siento muchísimo mejor, los médicos dicen que he hecho un avance increíble. ¿Qué hay de ti?

Jungkook: Debo parecer un estúpido por hablarte cuando probablemente no tienes servicio.

Jungkook: Es solo que... ah, te extraño mucho hyung.

Jungkook: Al menos todo sucedió en vacaciones, ¿no crees? Jaja.

Jungkook: Iré a verte cuando salga de aquí, lo prometo.

Jungkook: Ah... solo quiero que sepas que te amo, hyung.

Dejé el teléfono y puse mi rostro entre mis manos. Era todo tan estresante... y lo peor era que esta vez, no era mi culpa por la que estaba en el hospital.

—Ojalá te hubieras muerto —susurré.

—No le desees la muerte a nadie, hijo —dijo una voz detrás mío, y sentí un escalofrío.

Esa voz era más que familiar para mí, era casi una pesadilla.

Me giré lentamente.

Sí, era ella. Mi madre, me refiero. Tenía su típico semblante frío, como si acabases de cometer un asesinato. La miré con la cabeza gacha.

—Tu padre podía ser un hijo de puta, pero recuerda cuántas cosas ha hecho por ti y por tu hermano.

—Oh, déjame ver. A mí... abuso doméstico por años, maltrato verbal y físico, etcétera etcétera etcétera. ¿Y a mi hermano? ¿Quitarle la vida, quizás?

Noté cómo mi madre me fulminaba con la mirada.

—No hables de tu hermano con tan poco respeto.

—¡Mierda, lo mató! ¡Mató a tu jodido hijo! ¿Acaso no notas eso?

—Jeon Jung Kook...

—¡No me llames así! ¡No quiero oír ni una vez más ese jodido apellido!

Fourteen [Vkook].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora