*Narra Taehyung*.
La piel de Jungkook era suave. Y pálida, muy pálida. Parecía un ángel cada vez que sonreía, cada vez que hacía una trompa con sus labios, cada vez que simplemente me miraba.
Y yo no podía evitar dejar de decirle lo bonito que era. Yo era consciente de que estaba siendo demasiado empalagoso para él, pero no me importaba demasiado.
Nueva York era un lugar hermoso, pero de todas maneras yo extrañaba a mis amigos. Pero por lo menos lo tenía a él, lo que no era poco.
Cada noche salíamos a caminar, volviendo a altas horas de la noche. La madre de Jungkook había conseguido un trabajo aprovechando que se iban a quedar todo el verano. Yo tenía que volver para el comienzo de clases en septiembre, pero mi familia se iba a quedar. Y era triste, porque yo era muy apegado a ellos. De todas maneras, la madre de Jungkook me había prometido que me podía quedar en su casa.
Jungkook me había contado muchas cosas. Todas las noches buscábamos las estrellas, y no nos importaba alejarnos.
Este fin de semana en concreto sería el mejor de nuestras vidas. La madre de Jungkook nos había invitado a mi familia y a mí a ir a Long Island junto a Jungkook.
Era una buena manera para que nuestros padres se conocieran, para que se conozcan entre sí, compartan cosas de adultos y esas cosas. Además, yo había comenzado a notar que mis hermanos pasaban demasiado tiempo encerrado. A veces salíamos los cuatro (junto a Jungkook, claro), a caminar por las calles de la gran ciudad. Mi hermana tenía 13, mi hermano 10. Era divertido salir con ellos, porque no eran tan pequeños como para recibir cuidados todo el tiempo. Mi hermana se sentía sola, había dejado a todas sus amigas de Corea de un día para al otro, lo que le había dejado un vacío considerable, según ella me había contado. Y lo disimulaba bastante bien, porque mis padres no tenían ni idea de ello.
Fuimos en la camioneta que la madre de Jungkook había alquilado. Éramos 7, así que no cabíamos en un auto convencional.
Yo iba (obviamente) sentado junto a Jungkook. Él estaba usando pantalones cortos y una musculosa y mierda.
Mierda.
Nunca había visto sus piernas ni sus brazos de aquella manera. Y dios mío, qué cuerpo Jesucristo.
Necesito agua bendita.
Yo iba vestido igual, pero yo era yo. Habíamos convinado ropa, usando él una musculosa negra y shorts blancos y yo al contrario. Además, junto a las pulseras que Jungkook había comprado éramos como gemelos.
Terminamos en una playa. Nuestros padres y mis hermanos fueron a almorzar mientras nosotros nos quedábamos en la orilla de la playa, haciéndonos cosquillas y riendo. Era genial volver a estar con él, volver a tenerlo a mi lado... era como un sueño.
Besar a Jungkook mientras el Océano Atlántico toca tus pies y tus manos se aferran a la suave arena era la mejor sensación del mundo.
Cenamos solos, cortesía de la señora Jeon. Fue algo muy bonito, comimos mariscos mientras mirábamos al océano.
Bueno, él lo hacía, porque yo lo miraba a él.
Ir al hotel fue de las cosas más incómodas del mundo. Mi madre me dijo "tienes 15 y él tiene 14, compórtense".
Uh, sí claro. Como si pudiéramos comportarnos.
Despertarse junto a Jungkook y ver su sonrisa era algo más que bonito. Porque sonreía no solo con la boca, sino también con sus ojos. Yo lo besé por el simple hecho de que no podía creer que alguien tan hermoso estuviera junto a mí.

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Fourteen [Vkook].
Fanfiction❝No one can hurt you now❞. ©damdann, 2018. All rights reserved. Prohibida su adaptación, continuación o plagio.