Fourteen [Vkook].

Parte 1.

Ese día sería decisivo. Ya había pasado por mucha mierda, creedme. Y, a decir verdad, no tenía fuerzas para pasar por otro año desastroso.

La alarma sonó, pero yo ya estaba despierto. Me senté en la cama ayudándome con mis manos, pero un dolor pulsante en las muñecas invadió mi cuerpo.

—Joder —dije educadamente.

Suspiré. Si hubiera sido por mí, me habría quedado en cama para siempre. Había muchas razones, y por un momento me lo pensé. Pero no podía. Así que, con un inmenso desgano, me levanté de mi hermosa cama y me dirigí al baño.

Después de bañarme y cepillarme los dientes, me fui a cambiar. El uniforme no era obligatorio y, de todas maneras, no tenía uno, así que me vestí con jeans negros y un suéter de lana con una calavera. Fue justo cuando tomé mi mochila cuando me di cuenta que estaba descalzo. Me puse unas vans azules sobre las medias blancas, ya no tan blancas.

Bajé a la cocina. Mi hermano mayor estaba allí, tirado sobre el sofá con su móvil. Nos llevábamos dos años de diferencia, él siendo mayor que yo. Íbamos a distintas secundarias por "no querer arruinar mi reputación por culpa de ese estúpido". Vaya, que nos teníamos mucho cariño.

Ni siquiera subió la mirada de la pantalla cuando entré a la habitación. De todas maneras, lo encontraba mejor que me dijera "eh, emo, ¿vas a matarte?" Era simplemente un estúpido.

No desayuné nada. Odiaba comer, principalmente porque odiaba ganar peso. Fingía comer sólo cuando estaban mis padres, y en ese momento no era el caso.

Salí de casa. El barrio estaba tranquilo, y la secundaria no quedaba a mucho tiempo. Eran solo quince minutos, que para algunos sería mucho, pero yo amaba caminar. Saqué mis auriculares y los enchufé en el móvil. Puse mi canción favorita, Pumped Up Kicks. Siempre me sentía bien escuchándola, porque me hacía liberar las tensiones, a pesar de que no era una canción exactamente relajante.

Después de que la canción se repitió cuatro veces, llegué al instituto. Mi nuevo instituto, pensé.

Ya había gente. No era raro, porque las clases comenzaban en diez minutos. Era una suerte que fuera tan grande, así si la gente no me conocía, podría deducir que simplemente nunca me había visto, y no que era el nuevo.

Miré un tablero que había colgado en la entrada principal. Tenía la lista de proyectos e invitaciones a clubes. Me resultó extraño, porque en mis anteriores institutos no había clubes. Caminé hasta llegar a un edificio grande, en el patio que supuse que era el central. Caminé por un largo pasillo hasta llegar a una sala de espera. Definitivamente, allí era la secretaría. Me acerqué a un mostrador donde detrás trabajaban dos mujeres en silencio. Tosí para llamar la atención. La mujer más cerca del vidrio se levantó con una sonrisa dulce.

—Tú debes ser Jungkook, ¿verdad? Jeon Jungkook.

Asentí.

—Bien, querido. Esta es tu lista de horarios. Si la pierdes, puedes venir a pedir otra. Tu salón se encuentra subiendo las escaleras que dan al patio principal. Es la primera puerta a la izquierda. Que tengas un buen día.

Y dicho aquello, se volvió a sentar, dándome la espalda. Me fijé en mis horarios.

LUNES: 7:40, Biología.

Al menos, biología era mi asignatura favorita. Salí del edificio y miré mi móvil. 7:38. Subí las escaleras tal y como la mujer me había dicho, y entré por la primera puerta a la izquierda.

El salón era mucho más grande que los anteriores que había tenido. Me mordí el labio al ver que, pese al inmenso espacio, había pocas sillas. Me senté en una al fondo. Tamborileé los dedos sobre la mesa de madera. Puse la mochila en la silla que había junto a mí, aprovechando que estaba vacía. Puedes hacer esto, pensé. Saqué un cuaderno que estaba forrado con cuero sintético y lo abrí en la segunda hoja. Escribí la fecha. Lunes 21 de enero. Me saqué los auriculares y miré al frente. Ya había otras personas, hablando entre sí. El timbre sonó, lo que indicaba que las clases ya habían empezado. Unos cuantos alumnos entraron corriendo al salón y se sentaron en los asientos. Un chico bajo y con una sonrisa confiada se acercó a mí.