Parte 7.

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*Punto de vista de Jungkook*.

Me encontraba sentado en la camilla de la habitación con las piernas cruzadas. Mientras tanto, Taehyung se encontraba al otro extremo de la cama, hablando sin parar. Para ser sincero, yo no le prestaba atención. Solo miraba a un punto fijo detrás de él, fingiendo escucharlo, aunque mi mente daba vueltas y vueltas. En un momento, el chico dejó de hablar, y me miró seriamente. Le devolví la mirada.

—¿Por qué lo hiciste? —preguntó.

Entrecerré los ojos, sin entender en absoluto lo que decía.

—¿Ah?

—Vamos Jungkook, sé que sabes a lo que me refiero.

—No, yo... no escuché bien. ¿A qué te refieres?

Tae suspiró y puso los ojos en blanco.

—Sabes, tu forma de solucionar las cosas me parece un tanto extremista. En tu lugar, yo no lo habría hecho de esa manera.

—Ahg, ya empezamos. No quiero recordar el tema —dije, lanzando un suspiro y echándome hacia atrás.

El chico solo mantenía la vista clavada en mí. Hoy era el tercer día desde que estaba en el hospital, y él me había venido a ver todos los días anteriores después de la escuela. Yo me había asegurado de que el chico no se salteara las clases por mí. Además de que me encantaba verlo usando uniforme, como la primera vez que lo había visto.

Le guiñé un ojo, y Taehyung suspiró, pero rio unos segundos después.

—Eres irreparable.

—Gracias por el cumplido.

Tae se dejó caer en la cama, y se puso a hablar otra vez. Esta vez sí le presté atención, porque no quería que otra pregunta seria repentina inicie una discusión otra vez.

Cuando Tae se fue, me sentí solo. Solo él me había venido a ver, además de Jimin. No me dejarían salir de la habitación hasta el día siguiente, así que no podía ir a visitar a Suga. Había recibido mensajes de ánimo de los demás chicos, y un audio de 59 minutos de Kim Seokjin, aka Mi Supuesta Nueva Madre.

Si había una cosa que extrañaba, eran los videojuegos. En esa habitación solo podía pasármela mirando documentales. Afortunadamente, Tae me trajo ropa y el móvil de mi casa. También habían venido oficiales de policía a contarme que mi madre ya estaba despierta, y en un centro de rehabilitación. No me alegré en lo más mínimo al oír que ella casi ni se acordaba de mí, pero que preguntaba todo el tiempo por mi hermano.

Además de eso, las demás noticias no eran tan buenas. Habían encontrado (y detenido) a mi padre, que tendría un juicio en la corte unos días más tarde. Mi hermano estaba deslocalizado, nadie sabía adónde había ido. Sin embargo, lo buscaban por todo el país, algo que me pareció un poco exagerado, pero los oficiales decían que la situación se agravaba cuando se trataba de un menor.

Me quedé dormido porque no tenía demasiadas ganas de ver más leonas cazando gacelas. Cuando me desperté, una enfermera estaba cambiándome las vendas.

—Hola, Jungkook. ¿Cómo te sientes?

—Aburrido.

—Oh cariño, me encantaría poder ayudarte a divertirte, pero son las cinco de la madrugada.

Me refregué los ojos con la manga de la camiseta.

—¿Tiene idea de cómo está Min Yoongi? —pregunté.

—Oh, él está muy bien. También está despierto. Su madre se está quedando con él, aunque hoy ella no está.

—¿Puedo ir a verlo?

Fourteen [Vkook].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora