Capítulo 3: Sophia

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Capítulo 3: Sophia

Extendí mis brazos pesadamente y un bostezo acompaño mi acción. Me di vuelta aun con los ojos cerrados, sintiendo la espalda de otra persona. Abrí mis ojos de golpe, mi camisón estaba en el suelo y Harry estaba a mi lado con la espalda descubierta. Seguía dormido.

-Mierda.—Chille, me levante de golpe poniéndome el camisón en seguida.—Mierda mierda.—Repetía continuamente no recordaba nada. Le lance una almohada a Harry para que se levantara.

-Pero que irritable que eres.—Bufo, acomodándose nuevamente para dormir.

-Que mierda hicimos.—Dije lanzándome en la cama, moviéndolo para despertarlo nuevamente.—Harry…vamos Harry! .—Repetí. Harry estiro sus brazos y luego restregó sus ojos.

-Estoy con una resaca.—Se quejó.

-Qué me hiciste?.—Chille.

-Nada que no hubieses querido. —Rio lo que me hizo ruborizar. Se levantó torpemente dejando ver su cuerpo lleno de tatuajes, estaba con bóxer y muy ajustado lo que me hizo hundir mi cabeza en la almohada.—Vamos que ayer solo decías “Más más, Harry , dame más!”.—Dijo con una voz aguda que se suponía que era yo. Definitivamente le odia sabia molestarme.

-Que te den. —Dije lanzándole almohadas. Unos golpes dieron a la puerta, Harry y yo miramos nerviosos.—Quién es?.—Dije despacio.

-Soy Ed, está listo el almuerzo para que se vistan y salgan.—Harry y yo nos miramos igual de ruborizados.

-Tomaré una ducha. —Dije apresurándome a entrar el baño.

-Y sí la compartimos…Digo ayer compartimos mucho, no habrá nada de malo en compartir un poco de agua.—Dijo con su sonrisa perfecta. Le mire desafiante y alce mi dedo de al medio, lo que el río.

Almorzamos junto a Ellie a Ed. Se veían felices mientras coordinaba quien lavaba la loza y el otro guardaba. Eran una pareja perfecta por donde se les viese. Me encantaría ser como Ellie, tan llena de vida y feliz; poder conseguir tan solo un poco de todo lo que tiene. Un estupendo marido y ahora un estupendo hijo.

Nos despedimos rápidamente, mientras que Harry se ofreció a llevarme. No quería pero Ed miro determinante, era verdad, seriamos padrinos de su hijo y quería que nos llevásemos bien.

-Aquí es.—Dije, haciendo frenar a Harry.—Gracias por traerme.—Sisee

-De nada nena…Lo hago con todas.—Mi cara de odio fue fulminante, tiré fuerte de la puerta mientras notaba como Harry reía. Idiota pensé.

Los meses transcurrieron rápidos, las visitas de Ed eran cada vez menos. Por más que quisiera acostumbrarme, le echaba de menos y no entendía como había pasado todo tan rápido.

Hace 7 meses que no veía a Harry, maldito idiota pensé nuevamente. Pese a todo me agradaba su presencia y ahora que se aproximaba la llegada del nuevo integrante la emoción me inundaba. La pastelería estaba creciendo y cada vez se llenaba con nueva clientela lo que podía sentir como el sueño de hacer un enorme restaurant era más y más próximo.

Comencé a limpiar mi departamento. Amaba la limpieza y el orden, todo tenía que estar en su lugar y que las cosas que con tanto esfuerzo había comprado estuvieran reluciente me hacían feliz. El timbre empezó a sonar constantemente y me apresure en abrir.

-Que quieres?. —Dije asqueada. Hace mucho tiempo no le veía, su rostro estaba sucio, demacrado; su pelo cada vez más canoso y sus ojos grises cada vez más apagados. La droga la tenía en la perdición y por más centro de rehabilitación que la llevase, siempre lograba la forma de escaparse.

¿Quién dijo que seria sencillo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora