3. Laura

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Habían pasado dos semanas el comienzo de las clases cuando volví a tener noticias de mis amigos. Me encontraba con el celular recargado en mi lapicera, no escuchaba música, escuchaba a Laura hablar contar sus innumerables aventuras de esas semanas.

—Y a ti, ¿cómo te ha ido? —preguntó en cuanto terminó, haciendo un cara de pervertida, con lo que me sacó una sonrisa.

—Pues... hay un chico nuevo.

—¿Sólo uno? —preguntó frunciendo el ceño, Laura tiene las cejas pobladas... no pobladas tipo Cara Delevingne, más bien pobladas tipo... bueno, no importa.

—Solo uno que me habla —complementé.

—¿Es lindo? —me encogí de hombros— ¡Oh, vamos! Dame más información.

—No sé cuantos años tiene, sus papás son divorciados, tiene un hermano, ojos cafés, mandíbula marcada, los brazos también —me quedé pensando que más decir— es algo dominante y su mirada es muy... intensa, ¿feliz?

Sonrió satisfecha- ¿Mirada moja bragas? —negué— Yasín me está llamando, ¿lo invitamos?

Asentí y momentos después apareció el rostro de mi amigo con su siempre fiel bigote de puberto.

—Hola Meri.

—Hola Yasín. 

—Meri conoció a un chico —dijo Laura.

—¿Ah, si? —dijo sorprendido— ¿Es tonto?

—Creo que no, no estoy segura.

—Entonces tiene mi aprobación —¿por qué no pusiste más condiciones, Yasín?

Escuché la puerta principal cerrarse de un portazo.

—¡Ya llegué familia! —un grito con un significantivo nivel de alcohol resonó.

Se comenzó a desarrollar una fuerte discusión en la planta baja.

—Llegó mi papá.

—¿Hablamos luego? —preguntó Laura.

—Cierra la puerta —papá nunca me pegó pero Yasín siempre insistía en que era porque nunca estaba a su alcance gracias a mamá, mejor era no darle la oportunidad.

Asentí y colgué. Los gritos se escuchaban más fuertes, los golpes ya habían comenzado.

Cerré la puerta con seguro, me puse los audífonos y me acosté en mi cama, dispuesta a dormir otra noche con lágrimas en los ojos.

Atrapada en tus mentiras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora