Atrapada en tus mentiras

13. Rumores

Era imposible ignorar el rastro de murmuros que dejábamos a nuestro paso.

—¿Quién pelearía por ella?

—No pelearon por ella, ve sus moretones.

—A mí me parece que pelearon entre ellos.

—No seas estúpido, no tiene esa fuerza.

Mi nuca mostraba visibles rastros de violencia pero mi cabello lo ocultaba, mi mejilla por otro lado era un caso perdido, aunque a decir verdad, lo mío no era nada comparado con las heridas de Fernando, quien al final tuvo que ir al hospital por algunos puntos.

Cada que veía a Fernando sentía algo inexplicable por él, había peleado contra mi papá sólo para defenderme pero su cara lo único que me decía era "Mira lo que él puede hacer."

—Ignóralos, se quiebran la cabeza intentando saber que pasó —decía los primeros días, sin embargo al final de la semana solo bufaba.

Yo por mi parte, me mantenía a su lado con la cabeza baja, extrañada e incómodo por toda la atención que recibíamos.