27. Viaje

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Al día siguiente nos fuimos de luna de miel a una playa cercana. Cada noche, desde el punto de vista de Fernando era una noche única, para mí era una noche de sufrimiento.

Me despertaba una hora antes que él sólo para disfrutar de la vida unos momentos. El amanecer era exactamente como lo veía desde la ventana de aquel salón sin embargo su observadora no era la misma. ¿Cómo llegué a este punto? Tal vez si hubiera huído antes todo habría sido diferente, tal vez aún no sea muy tarde.

No dormí mas de tres horas los últimos días de nuestra luna de miel, planeé cada detalle hasta que consideré que estaba lista. Me desperté dos horas antes y no tomé nada, simplemente salí de la habitación. Llegué al lobby.

—¿Si mi esposo pregunta puedes decirle que fui a la farmacia? —el recepcionista asintió.

Estuve esperando un taxi cerca de cinco minutos, una hermosa sensación crecía en mi interior, podría ser libre al fin.

—¿A dónde la llevo, señorita? —preguntó la taxista al verme subir.

—A un lugar bonito.

Comenzó a manejar, tomamos la carretera, abrí la ventana, el aire entre mis dedos era una sensación hermosa, dejé caer el anillo, fue como quitarme un peso de encima. A lo lejos veía un acantilado, escuchaba las olas chocar y derrepente, un chirrido y oscuridad.

Atrapada en tus mentiras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora