{EUNHAE} LA SEMILLA DE TU AMOR.

Capítulo 06. "La calidez de tu mano"

Llegando al hotel donde se hospedaría, se apresuró hacía la entrada. Llevándose una grande sorpresa al entrar y visualizar el cuerpo de Donghae parado delante del ascensor, que suponía esperaba que sus puertas se abrieran. Al ver que él aún no había notado su presencia se acercó sin hacer mucho ruido hasta quedar detrás de su espalda y posar su mano derecha alrededor de su cintura, apegándose para susurrarle:

--Tiempo sin vernos... --Zoé sintió el cuerpo de él tensarse, su mano inmediatamente tomando la suya para gentilmente apartarla de su cintura.

¨Pov Donghae¨

Estaba por decir mil de cosas malas cuando al girarme la vi sonriéndome.

--Llegaste temprano. Incluso antes que yo. Se ve que me extrañaste—dijo ella.

Yo estaba por contestarle cuando las puertas del ascensor se abrieron y Zoé pasó de mí para entrar y mirándome preguntarme si no pensaba hacerlo yo también. Accedí inmediatamente. Las puertas se cerraron delante de nosotros, dejando un incómodo silencio hasta que llegamos a la habitación de ella.

--Siéntate, iré a dejar esto a la habitación—Me dice, dejándome solo entre la sala y las puertas del ascensor.

Camino hacia los sofás, sentándome en uno de dos plazas en espera de su regreso. Pensando en las palabras que le diría. Intentando adivinar lo que ella me diría. En si debía aceptar su propuesta o no. en como averiguar más de su pasado. Qué era de su vida en el extranjero. Poder encontrar la manera de descifrar quien era realmente Zoé García. Los minutos pasaron, mis pensamientos aumentaron y, por fin, cuando mis nervios aumentaban la vi volver. Regresaba con ropa más cómoda. Ella camino hasta sentarse delante de mí y conectando su mirada misteriosa con la mía. Zoé es una chica hermosa, no había cómo negarlo. Su sonrisa ¡Dios! Su sonrisa era aún más hermosa. Si Hyukjae no fuera mi novio probablemente ella sería la perfecta candidata para tener mi corazón.

–Basta, ¿por qué pienso así de ella?—digo en un susurro que, al parecer, había sido audible para ella.

--¿Qué dices?—porque pregunta entrecerrando sus ojos.

Todo lo que puedo hacer como respuesta es mover mi cabeza negativamente y regalarle una leve sonrisa.

--Si estás aquí es porqué lo pensaste y tomaste la decisión que yo creo, ¿cierto?

Asiento en silencio--: Pero antes de saber lo que tramas, quiero preguntarte algo—contesto al enganchar mi mirada con la suya. Esa mirada que probablemente pueda decirme todo lo que sus labios callan.

Zoé suspira--¿Qué es lo que necesitas preguntarme?—añadió con una sonrisa en su rostro, mirándome sin rastro de timidez.

--Quiero saber quién eres.

Ella roda los ojos, suspira con cansancio y acomodándose mejor en el sofá, me contesta:

--Nuevamente regresamos a eso, Donghae. Ya te lo dije—su voz era irritada debido a mi insistencia de quien realmente era, cuando claramente ella antes de irse me lo había dicho.

--No me refiero a eso. Estos días que no tuvimos contacto te busque en internet y no halle mucho sobre ti—confesé sin quitarle la mirada, buscando en la suya descifrar cada secreto que estaba seguro ella guardaba celosamente.

--Bueno... lo que hay es suficiente para saber de mí. No necesitas más—dice ella apartando la mirada hacía sus manos, de manera que éstas tuvieran algo muchísimo más interesante que yo.

[...]

Esto causo curiosidad en Donghae, sabiendo que ella siempre le sostenía la mirada hasta lograr que fuera él quien la bajara. Y ahora, ahora los papeles cambiaban. Ahora era Zoé quien bajaba la mirada ante él y se quedaba en silencio. Justo cuando estaba por insistirle que le contestara, ella se levantó y mostrándole una sonrisa le tendió la mano. Donghae la miró por un momento antes de tomarla y así levantarse de la comodidad del sofá y juntos, sin soltarse, caminar hacía la cocina. En el momento en que habían llegado y Donghae miraba sus manos unidas, se daba cuenta que sus dedos estaban entrelazados. El toque se sentía raro más no incómodo, aquellos dedos le daban un calor confortante. Era una sensación nueva, no como la que sentía cuando tocaba a Hyukjae. En su interior se preguntó por qué el toque, la cercanía de ella no parecía molestarle, al contrario, su mano se aferraba a la de ella. Negándose a dejar de sentir el calor de su piel suave contra la suya.