Capítulo 08. "La verdad"

310 35 4
                                    



Al finalizar el horario de su agenda, lo primero que pensó fue en llamarle a Zoé para tener el encuentro. Era tarde, pero él no pensaba esperar un día más para terminar la plática con ella.

--Hola, pequeño. Ya es tarde ¿no te parece?—contesto ella y dejando espacio en silencio para que él contestara.

--¿Te desperté?—preguntó avergonzado. Era tan noche y lo que menos quería era molestar, pero tampoco podía quedarse con las ganas de saber, de una buena vez, toda la verdad.

--No, no lo hiciste. ¿Qué necesitas?—Para ella era tan extraña la llamada. Aunque no estaba dormida no esperaba recibir una llamada de él a estas horas.

--Verte y terminar nuestra charla—Donghae dijo, decidido a ponerle fin a ese misterio que Zoé significaba para él.

--¿No crees que es un poco tarde para eso? De todos modos ¿Dónde estás? Deberías ir a descansar, Donghae—Por supuesto, también pensaba que era tiempo de poner todo en orden, pero hoy simplemente no era el día. Aún quedaban las secuelas de ayer. Cada hora, cada segundo de ese día la había acompañado la soledad, las lágrimas, su dolor, sus recuerdos. No, hoy no era un buen día para verlo o hablar con él; se negaba a mostrarle el demonio que era.

--No estas dormida y yo tampoco, no veo por qué no hacerlo, entonces. Para mí no es tarde, vamos a vernos ¿vale? –dijo Donghae con la esperanza de que ella aceptara, más fue todo lo contrario a lo que esperaba.

--Hoy no, Donghae. Hoy no quiero verte ni escuchar tu voz.

--¿Entonces así será esto? ¿Será cada que tú quieras? ¿Piensas, acaso, que estoy a tu entera disposición? ¿Qué estaré para ti cuando quieras?—No quiero verte. No quiero escuchar tu voz. Era broma ¿cierto? Cada segundo que pasaba Zoé para él era un complicado rompecabezas de resolver; justo cuando creía tener todas las piezas unidas, ¡pum! Ella demostraba lo contrario, haciéndole ver que faltaban más y sobraban otras. Zoé era todo un misterio para él. Hoy en su voz podía notar a la mujer confiada, decidida y egoísta que había conocido por primera vez. Se preguntó dónde había quedado la chica vulnerable de ayer. Dónde estaba su cuerpo indefenso que se ocultaba en sus brazos, dónde había ido la voz temblorosa y dulce que le pedía no marcharse...

--No insistas, Donghae. No quiero verte—y dicho esto, colgó.

Dejando a un Donghae con las palabras en la boca.

¿Qué más podía hacer? Llegar sin avisarle, no era una buena opción. Así que quedándose con las ganas de terminar de hablar con ella, cambio sus pasos, rumbo a su dormitorio. Aunque no tenía sueño, se iría a descansar para dejar de pensar.

Media hora después...

Como cada noche, dirigió sus pasos a la habitación de su novio. Desde la salida del servicio militar, habían decidido dormir juntos, a menos que, como la noche anterior, discutirán y Eunhyuk no le permitiera el paso. Con pasos lentos y silenciosos camino hasta su destino, evitaba hacer ruido para no despertar a sus compañeros de piso.

Al entrar a la habitación pudo ver, por sobre la oscuridad, la silueta del cuerpo de su amor y su tranquila respiración acompañar al silencio. Examino el lado vacío de la cama, aquel que Eunhyuk dejaba para él. Esperando que en cuanto se acostara a su lado se acorrucara en él para tener el calor de sus cuerpos que era lo mejor para protegerse de las frías noches de Seúl.

Bajó la oscuridad se cambió a su pijama y se acorruco detrás de él, apresando su cintura con sus brazos e inhalando de su aroma. Puede que muchos huyeran del olor de su novio pero para él era la mejor fragancia que pudiera respirar. Para él amarlo significaba: aceptar y amar lo bueno y lo malo de su persona. Lo sintió removerse en busca de un contacto más íntimo, entrelazando sus manos y uniéndose en el abrazo.

{EUNHAE} LA SEMILLA DE TU AMOR.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora